Reseña de la cinta mexicana Sin origen del director Rigoberto Castañeda.
Tras tener su estreno mundial en la pasada edición del Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF), Sin origen de Rigoberto Castañeda llegó a la cartelera mexicana para ofrecer una entretenida mezcla de acción con suspenso y un adecuado toque de terror que se nota especialmente en algunas secuencias sangrientas.
Lo que tenemos aquí es una propuesta que resulta fresca y que a pesar de no ser perfecta, termina siendo un intento bastante decente por hacer algo diferente dentro de una cinematografía llena en su mayoría de historias sobre el narcotráfico y comedias vacías.
Para alguien que busca ver en una sala de cine una cinta que combine acción y terror, o sobre vampiros, las opciones más comunes son producciones extranjeras, por eso vale la pena ponerle atención a un producto nacional con las ya mencionadas características, en especial si el equipo que le dio forma estuvo liderado por uno de los directores mexicanos más destacados en el género del terror como lo es Rigoberto Castañeda.
Sin origen nos coloca en el lujoso hogar de una familia cuyo patriarca se dedica a un negocio peligroso y quien constantemente teme por la seguridad de sus seres queridos.
Una noche, una niña misteriosa llega a la casa y el protagonista decide ponerla a salvo sin saber que ella no es lo que aparenta, en realidad es perseguida por un grupo de asesinos entrenados que la consideran sumamente peligrosa debido a su naturaleza, pues esa pequeña que parece inocente en realidad es un vampiro y esto desatará una batalla que costará algunas vidas.
Conforme la cinta avanza vamos descubriendo más sobre la niña vampiro y como audiencia es fácil querer que no le pase nada, pues ella no tiene la culpa de ser lo que es y de hecho no es mala, incluso la podemos ver intentando no caer ante el hambre que siente. Al mismo tiempo, vemos al grupo de asesinos cuyo único objetivo es cazar vampiros y aunque sus intenciones son buenas, no se tientan el corazón a la hora de tener que matar inocentes con tal de atrapar al monstruo al que tanto odian.
La historia se centra en vistosas secuencias de acción y peleas en las que sobresale el trabajo de los dobles de riesgo para mantener la intensidad mientras intentamos descifrar qué pasará al final, el cual lamentablemente resulta predecible, pero cumple tras lo visto. Además de la acción, sobresalen las escenas en las que el terror se hace presente con un toque de gore y litros de sangre derramándose por todos lados. El suspenso es otro factor determinante en la historia, pero igualmente falla por momentos.
La conclusión, Sin origen es una película que cumple con su objetivo de entretener sin ofrecer realmente algo extra, es una extraña mezcla de Blade con Let Me In y lo que vale la pena reconocer es que una producción mexicana se haya atrevido a hacer algo así, sin importar el tropiezo a la hora de entregar el resultado final.