Reseña del final de la segunda temporada de Loki. Este texto contiene spoilers.
En el episodio final de la segunda temporada de Loki, el dios de las mentiras se redime, se sacrifica y renace como un dios de las segundas oportunidades. El resultado es sublime y merecido para uno de los grandes personajes del Universo Cinematográfico de Marvel. Personalmente me hubiera desagradado un final trágico en el que “nuestro” Loki se hubiese extinguido.
Para el final de temporada, Loki aprende a controlar su nueva habilidad para viajar en el tiempo. Incluso parece que puede hacer que retroceda. No puede evitar que todo se destruya pero al menos puede ganar tiempo para intentar encontrar una solución.
La situación no es tan sencilla por lo que Loki terminará viajando una y otra vez al pasado. Desgraciadamente los resultados serán los mismos: todo acaba en destrucción ya que el telar del tiempo no fue construido para soportar diversas líneas del tiempo.
En algún momento Loki cree que debe evitar que Silvie mata a aquel que permanece pero para eso debe convencer a su variante femenina, cosa que no ocurre a pesar de que Loki regresa una y otra vez en el tiempo; por lo que no tendrá más remedio que detenerla a como dé lugar.
Para su sorpresa, Aquel que permanece presume saber que Loki es capaz de controlar el tiempo y presiente que han hablado varias veces; el villano de la historia trata de convencerlo de que lo único que puede asegurar la existencia del universo es que se una a él. Sin embargo, no está dispuesto a pagar ese precio pues tendría que matar a Silvie y las variantes de sus amigos… y Loki no desea ser esa persona, no desea ser quien coarte el libre albedrío de la gente, no quiere ser ese tipo de dios.
Loki decide no salvar a Aquel que permanece y regresa a la AVT para intentar arreglar el telar, incluso pasa siglos estudiando física para poder contribuir de una menor manera. Pero no tiene suerte. El final es el mismo. Es entonces que Loki decide tomar el asunto en sus manos, literalmente, y reúnele una por una todas las ramas del tiempo y las junta, formando así una especie de árbol que nos recuerda al mítico Yggdrassil. Y Loki está ahí, en el centro de todas esas líneas del tiempo, sosteniéndolas; permitiendo el libre albedrío y la multiplicidad de líneas de tiempo.
Por cierto, paréntesis cultural, Yggdrasil es el árbol de la vida de la mitología nórdica, en donde se entrelazan los nueve mundos —incluyendo la Tierra—, que conforman la cosmovisión de dicha cultura.
El futuro de Loki
Bajo una perspectiva mitológica, Loki deberá permanecer en medio de todas las líneas temporales hasta el final de los tiempos. De alguna manera, él es ahora Aquel que permanece. Y aunque es una conclusión hermosa ya que implica la redención de Loki a través del sacrificio, y sí, bajo cierto punto de vista resulta un tanto trágico pero creo que esta lejos de dejarnos un sabor amargo, al contrario, resulta inspirar y un gran homenaje al personaje.
Si hubiese una segunda temporada de la serie es probable que Loki no apareciera, y es que no puede moverse de donde está. Así pues, la única manera en que salga es que alguien vaya a buscarlo para encontrar respuestas. O bien, podríamos ver algunas de las aventuras que posiblemente vivió durante los siglos que estuvo estudiando física. En fin, las posibilidades son muchas.
Pase lo que pase con la serie, estas dos temporadas de Loki son de lo mejor que ha hecho el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM): una historia emocionante, misteriosa, con varios personajes entrañables. Loki se halla en una búsqueda, desea encontrar su lugar en el mundo: ¿cuál es su camino? ¿Cuál es su destino? Las respuestas irán apareciendo, no sólo en sus acciones sino a través de sus variantes y de sus amigos.
El hilo narrativo de esta serie es un sencillo e ingenioso ejercicio sobre las vidas paralelas (en la primera temporada) y el libre albedrío (en la segunda); y es a través del juego de ambas que podemos ir construyendo lo que llamamos nuestro camino. A lo anterior faltaría añadirle algo más: la toma de conciencia que nos lleva a responsabilizarnos de nuestras acciones y a tomar mejores decisiones, al resarcimiento y a la redención si es que hubiera algo que transgredimos.
Hay por ahí un detalle que vale la pena mencionar, una discrepancia: En un principio se había manejado que existía el multiverso y que cada uno de esos multiversos podría tener varias líneas temporales. O al menos así se había entendido. Sin embargo, en el final de temporada, se habla de que en la Tierra 616 una variante de Aquel que permanece estaba causando problemas. Entonces… ¿en qué quedamos? ¿Las diversas líneas de tiempo son diferentes universos o ya los guionistas se hicieron bolas?
A pesar de lo anterior, cabe terminar esta reseña diciendo: larga vida a Loki, el dios de las segundas oportunidades, el libre albedrío y de los universos paralelos. Esperamos que haya más de este personaje en el UCM.