Reseña del episodio 6 titulado “Lifedeath – Part 2” de la serie X-Men 97, en donde nos reencontramos con el Profesor Charles Xavier.
Mientas los X-Men está en el caos total, resulta que el Profesor Charles Xavier no estaba muerto sino que está romanceando con Lilandra, emperadora de los Shi’Ar, y no solo eso: está a punto de ser emperador y además puede caminar gracias a un exoesqueleto.
Lo anterior es una revelación emocionante que mantiene a la serie en un punto alto y que se perfila para cerrar con broche de oro.
Sigamos con la trama…
Los Shi’Ar se encuentran en un conflicto bélico con los Kree, así que la unión entre Lilandra y el Profesor es coyuntural, pero resulta que hay varios que se oponen a la unión entre un terrano (considerado inferior) y la emperatriz, entre ellos Cal’y’see, hermana de Lilandra.
Lo anterior es una mezcla de racismo con ambiciones de poder y “sospechosismo” en relación a las lealtades de Charles Xavier, es decir, que tal si el Profesor quiere integrar a la Tierra al imperio Shi’Ar y sobre poner sus intereses, etc, etc, etc … o sea, politiquería con tufo a golpe de Estado.
Cal’y’see propone entonces una prueba para ver si el Profesor es digno (por decirlo de alguna manera) de estar en el trono: debe renunciar a todos sus recuerdos que lo atan a la Tierra, es decir, olvidarse de sus X-Men (a quienes les dice mis niños en la versión en español).
¿El Profesor decidirá por el amor de su vida o por su pasado? Las cosas se complican cuando a nuestro héroe le llegan imágenes de los mutantes fallecidos durante el ataque a Genosha.
Cabe mencionar que esas imágenes llegan cuando el profesor está en el Plano Astral intentando convencer a sus detractores sobre las bondades de su unión con Lilandra, en un acto que nos recuerda a su trabajo con los mutantes y su gran capacidad para convencer y conciliar.
El episodio tiene una segunda trama. Se trata de la historia de Tormenta quien en una búsqueda por recuperar sus poderes junto a Forge, se topa con un demonio del desierto, un demonio de mi caos que amenaza con consumirla.
Y ya para el final nos reencontramos con la presencia de Siniestro. Y todo pinta para que todos los personajes se enfrenten en un solo lugar para una lucha final que permita a los mutantes vivir en paz… a no ser que Cable, el hijo de Madelyn Prior (clon de Jean Grey) y Cíclope, pueda viajar al pasado y cambiar las cosas. O quizá haya otra sorpresa de Siniestro.
Un tema que resulta interesante es la incapacidad de los personajes de la historia de tener paz; es como si su destino fuera siempre estar en lucha, lidiando con el dolor, la pérdida y las amenaza constante de un enemigo que quiere destruirlos.
Todo parece que los mutantes no van a poder ser felices… ¿es destino o una decisión? En lo personal siento que es una decisión y que de alguna manera los personajes están demasiado enganchados al conflicto, su existencia se define a través de la lucha porque al final de cuentas son guerreros y eso siempre definirá su destino a menos que renuncien a ser quienes son, pero ojo, eso también implica, en su mayoría, la supresión de sus poderes, o sea, de aquello que los hace únicos.
Así pues, el planteamiento de la serie y también del cómic, los ata a un sistema determinista donde no tienen más remedio que seguir luchando (la tragedia del guerrero). La paz nunca llegará a sus vidas.