Reseña de la serie Los anillos de poder (The Rings of Power) de Amazon Prime Video, hasta el quinto episodio.
Hasta el quinto episodio, el mundo creado por JRR Tolkien apenas se reconoce. Si no fuera por los nombres de los personajes y las razas, Los anillos de poder (The Rings of Power) podría ser una historia de fantasía del montón. El trabajo de Patrick McCay y John D Payne, creadores de la serie, oscila entre un puñado de destellos creativos y una reverenda porquería, como cuando un bebé juega con pinturas de colores.
La serie cuenta la historia de cómo se forjaron los anillos de poder, trama que concluirá casi mil 500 años después de los hechos mostrados en El señor de los anillos.
La trama se divide en varias líneas narrativas: la primera, la de la elfa Galadriel, quien en su búsqueda obsesiva para descubrir los planes del enemigo, se topará con un hombre del sur, cuyo pueblo fue alguna vez aliado del enemigo oscuro, Melkor (o Morgoth); luego tenemos la historia de Elrond, el medio elfo, y su amigo, el enano Durin IV, a quien quiere convencer de que se alíe con el herrero Celebrimor para la construcción de un proyecto especial.
Por otro lado, tenemos a un elfo del sur, Arondir, quien está a punto de retirarse de esas tierras cuando descubre que la oscuridad aun no se ha ido de la Tierra Media. Arondir sostiene una relación platónica con una humana llamada Bronwyn.
Y por último tenemos a los Pelosos (antepasados de los Hobbits) quienes se están preparando para realizar una migración que cambiará su vida. Dentro de ellos, una Pelosa joven e inquieta llamada Nori, quien se topa con un sujeto alto y extraño (posiblemente un mago o Istari), que cayó del cielo como si fuera un cometa.
En comparación con la obra de Tolkien, presentan varias discrepancias con respecto a su concepción. Comencemos.
Galadriel
Galadriel no es una guerrera, su poder nomine de las armas y la fuerza física, sino de la magia, de la voluntad. En Los anillos de poder ella es guerrera, y poco se dice de su magia y de su estatus de nobleza. En la serie de Amazon es una mujer elfa importante, comandante de los ejércitos del norte, pero todo parece indicar que su estatus viene de su esfuerzo y no de su cuna.
En la Saga de El señor de los anillos, Galadriel es uno de los personajes más poderosos de la Tierra Media, no es una guerrera, pero se sabe que defendió al pueblo de su madre de las huestes de Feanor. Su participación no es clara pero en cartas, Tolkien la llega a describir como una Amazona. Y si bien no tenemos historias de sus hazañas como guerrera, todo parece indicar que no tendría empacho en tomar las armas si fuera necesario.
La pregunta entonces seria: ¿Por qué minimizar el poder del personaje? ¿Por qué no explorar su magia y voluntad para mantener a raya al mal? ¿La fuerza física es acaso lo único que importa? ¿Para que un personaje femenino se empodere debe jugar el mismo juego de que los hombres?
Personalmente me parece más interesante el poder que tiene Galadriel en la versión literaria que un poder que debe ser validado a través de la fuerza física, a través de la guerra. Esto último me parece un enorme lugar común.
La recompensa de los elfos en el más allá
En el primer episodio vemos al rey Gil-Galad “deshacerse” convenientemente de Galadriel y de su terquedad en la búsqueda del enemigo. Y es que contrario a lo que piensa todo mundo, ella cree fervientemente que el mal aun ronda la Tierra Media. Como al parecer su actitud resulta incómoda para todos, el rey la recompensa, junto con otros guerreros, con lo que parece un viaje sin retorno a las Tierras Impereceras. En lugar de premio parece un exilio.
Lo anterior contrasta con la visión de Tolkien donde nada parece indicar que necesiten de un permiso especial del rey para volver a las Tierras imperecederas, y en vez de parecer un premio parece una imposición. No hay elementos en la obra de Tolkien que sugieran eso, y menos que su llegada al lugar fuera como si una luz mágica los absorbiera en una escena que nos recuerda a los marcianos de Toy Story en espera del portal místico.
En la época en que ocurre la serie, que es la Segunda Edad, las Tierras imperecederas o Valinor (como también se conoce el lugar), es un espacio que se encuentra en los mapas, es parte del mundo, es decir, no se encuentra en un plano o dimensión distinta. Aunque eso sí, los dioses podían poner barreras para evitar que ciertas personas pudieran llegar.
El conflicto entre Numenor y los elfos
En el episodio tres, Galadriel, quien está a la deriva junto con Halbrand, se encuentra en el mar a los numenoreanos. Ellos los rescatan y los llevan a la isla de Numero. De entrada, se siente que existe una tensión por ahí entre numenoreanos y elfos, aunque el capitán del barco, Elendil, parece un buen tipo.
El primer sin sentido en esta parte viene de lo siguiente: Galadriel reconoce a los numenoreanos por su escudo como en un acto de adivinación; pareciera que para ella, los numenoreanos fueran una especie de leyenda, o bien, algo lejano. Lo cual es un absurdo dado que Galadriel ha vivido miles de años y ocupa un puesto importante en el ejército, en algún momento debió haber tenido contacto con gente del reino, ya que por muchos años, los numenoreanos han sido aliados de los elfos. Y aunque en el tiempo del relato todo parece indicar que Numenor odia a los elfos, no hay pretexto para que, en el pasado, Galadriel no los conociera.
Tampoco hay pretexto para que Halbrand sepan quienes son ya que es una de las potencias de la Tierra Media.
Durante este pasaje, queda claro que los numenoreanos se han ido apartando de los elfos. No queda claro bien por qué, pero esto no evita que los escritores hayan metido una escena en la que un habitante de Numenor hace un discurso anti elfo de lo más estúpido: el sujeto en cuestión se expresa de los elfos como si fueran inmigrantes en Estados Unidos: acusa a la reina de ser amiga de los elfos y externa su preocupación de que si llegaran más a la isla (además de Galadriel), les quitarían trabajos a los numenoreanos.
¿Por qué es absurdo esto? De entrada porque la condición de los elfos es tan distinta que en caso de requerir asilo, es más probable que se reagrupen entre ellos para refundar un reino con su magia o bien que se regresen a las Tierras imperecederas antes que irse a vivir con los seres humanos.
Podríamos pensar que los escritores lo pusieron porque así de absurdo es el pensamiento xenófobo en el mundo real, pero no es lo mismo porque los elfos no son nuestros iguales. Y es esto mismo que provoca que los elfos se perciban con cierto orgullo y sentido de superioridad que de pronto parece chocante. Así pues, el miedo que podrían provocar no es que “estén entre nosotros” sino que nos quisieran poner bajo su servicio.
Así pues, la idea poner una alegoría donde se explique el conflicto entre razas como ocurre con los inmigrantes en la actualidad resulta sumamente absurdo y cutre.
El lenguaje vacío de los personajes
Pocas son las cosas relevantes que pasan en la serie, y para llenar esos vacíos, nos llenan de diálogos que oscilan entre el “misterio” y lo explicativo, entre lo místico y disque poético; : todo el tiempo se hacen referencias a algo que está oculto, ya sea el mal (encarnado en Sauron) o algún conflicto personal o de raza, que medio intenta explicar el contexto pero sólo se queda en un futil intento. Como cuando Sauron le dice a un comandante orco —cuyo brazo está lastimadlo—, que es momento de comenzar la guerra y que sus acciones harán que caiga la oscuridad; y para colmo, usa el brazo de su subordinado para completar su alegoría: la forma que usa es sumamente rebuscada e inútil.
Total que nunca está claro a qué carajos se están refiriendo los personajes, lo cual se convierte en un recurso por demás aburrido.
El extraño que cayó del cielo
En la línea narrativa que compete a los Pelosos (antepasados de los Hobbits), nos topamos con un sujeto alto y barbado que cayó del cielo: parecía que era una especie de meteorito pero cuando Nori va a revisar se topa con este sujeto, totalmente desnudo, se su caída en la Tierra Media es una mezcla entre Superman y Terminator. A estos hay que agregar que el susodicho en cuestión no sabe hablar (o quizá no lo recuerda).
De entrada, el aspecto del extraño nos recuerda a Gandalf, aunque podría ser cualquier otro de los cuatro magos; sin embargo, por la cercanía que Gandalf el gris tenia con los Hobbits, me inclino a pensar que podría ser él. Aunque cabe mencionar que el primero en llegar fue Saruman.
Ahora bien, la información principal (por así decirlo), sobre los magos o Istari, nos dice que llegaron en la Tercera Edad. Pero existe por ahí una versión en donde los Magos azules —los dos magos que no figuran en ningún relato—. llegaron alrededor de la Segunda edad, justo durante la época en que se forjaron los anillos de poder. Entonces, también podría ser uno de ellos.
Independientemente de la identidad del susodicho —y pensando que fuera en verdad uno de los magos—, hay que mencionar que estos aliados de la lucha contra el mal no llegaron de esa manera a la Tierra media, o sea, aterrizando como un cometa, sino que lo hicieron en barco.
Otros sin sentidos
La música es un elemento dramático que se usa de manera exagerada en la serie: cada que un personaje hace algo fuera de lo común suena música grandilocuente —como la parte más popular de Carmina Burana—, es decir no es suficiente lo que vemos en pantalla, tienen que exagerarlo para crear expectativas.
Por ejemplo, cuando el extraño que cayó del cielo se lastima la mano salvando a un grupo de Pelosas de un lobo huargo, procede a curarse través de unas palabras mágicas que vocifera cuando la sumerge en una especie de manantial. La operación resulta un tanto sorprendente para Nori, quien está observando, y es que el agua parece comenzar a hacerse hielo mientras cubre la extremidad del susodicho. Nori se asusta y le toca el brazo, y de pronto su mano queda atrapada en el hechizo (por decirlo de alguna manera), y acto seguido, el extraño levanta la mano al tiempo que Nori sale volando y la música dramática suena en todo lo alto. ¿Pero qué pasó si sólo estaba curándose? ¿Por qué tanto drama?
Por otro lado, tenemos a gente de Harad que no quiere enfrentar a Sauron y deciden ir en comitiva a unir fuerzas. Quien los recibe es un sujeto llamado Adar —líder de los orcos—, y como que está molesto y camina de un lado a otro con inquietud… y al final, hace que el portavoz de los “haradianos” mate a uno de sus compañeros para jurar alianza. ¿Para qué? No tiene sentido. No sólo porque no aparece en los libros sino porque resulta absurda que quiera someter a un pueblo ya sometido.
Y el último absurdo de este artículo: El rey elfo Gil-Galad descubre que los enanos encontraron un metal precioso (como plata) llamado Mithril, que es muy resistente y que tiene la luz del último Silmaril (una joya muy preciada por los elfos, larga historia); el monarca quiere corroborar esto con Elrond pero él dice que no pude corroborar nada porque ha jurado a Durin no revelar secretos. Lo cual es absurdo porque ante esta respuesta es obvio que sí. Por cierto, el metal en cuestión puede ayudar en la guerra contra Sauron.
Lo peor no es eso, sino que los elfos lo necesitan para hacer sus armaduras y equipamento, y resulta que Elrond debe ir a pedírselo a los enanos. Bueno, no sólo pedírselo sino convencerlo…. Y uno se pregunta… ¿y el comercio? ¿Pos de qué viven los enanos? ¿Para qué quieren todos sus minerales si no pueden comerciar con ellos? Pos que los elfos manden a hacer sus armas allá con los enanos… ¿o de plano no quieren pagar o cómo?
En un balance general, la serie aun no está del todo perdida. Hay detalles interesantes en la historia que podrían ayudar a que levante (los cuales no contaré por ahora). Por otro lado, ayuda su espectacular diseño de producción; podría esperarse que presenciemos batalla increíbles.
En fin… Ya veremos cómo se desarrolla este drama. Por lo pronto, la serie pasa de panzazo.