por Miguel Ángel Martiñón
[av_dropcap1]P[/av_dropcap1]erdida (Mexico, 2019), la cinta más reciente del director mexicano Jorge Michel Grau, amplía los horizontes del cine vernáculo explorando acertadamente el thriller psicológico.
De igual modo, su intrigante historia, soberbiamente orquestada por Enrico Chapela, mantiene un velo de misterio sobre la desaparición de una mujer sin caer en incorrecciones políticas.
La “perdida” en la película es Carolina (Paulina Dávila), una colombiana que deja sus tierras para apoyar a su esposo, Eric (José Maria de Tavira), en su nuevo empleo como director de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.
Carolina se extravía después de declarar a su pareja su intención de regresar a Colombia sin él. Contrariado por el nuevo panorama, Eric se emborracha hasta que Fabiana (Cristina Rodlo), una camarera en un bar, lo rescata de las calles.
Eric y Fabiana entablan una relación sumamente pasional al tiempo que afrontan las investigaciones sobre la misteriosa desaparición de Carolina, así como los fantasmagóricos sucesos que la nueva pareja del músico atestigua dentro de su casa.
La tensión de estos sucesos se acentúa con la enervante música del compositor mexicano Enrico Chapela, nominado al Ariel por la película Somos lo que hay (México, 2010), también dirigida por Jorge Michel Grau.
Además de ofrecer al espectador más de un plot twist, la trama de Perdida también tiene el tino de no hacer de Erick la encarnación de una figura masculina que reproduce la violencia contra la mujer.
Este tacto, que está muy bien ejecutado en la película, no fue bien llevado a la práctica fuera de las salas de cine, pues su campaña publicitaria tuvo que ser retirada tras ser acusada de insensible. La razón: Paulina Dávila era presentada como desaparecida junto a la leyenda “¿La has visto?”, una publicidad desafortunada dentro de un país donde, —según datos de la Organización de las Naciones Unidas— asesinaron, en promedio, a diez mujeres al día durante 2019.
No obstante el desatino, Perdida es una película sólida de suspenso que demuestra que el cine mexicano puede abordar exitosamente géneros distintos al romance y la comedia sin perecer en el intento.