por Roberto Fco Ponce
[av_dropcap1]E[/av_dropcap1]sta semana Nintendo festejó los 20 años del lanzamiento del famoso videojuego de acción-aventura The Legend of Zelda: Ocarina of Time, un título que marcó a la industria del entretenimiento.El 21 de noviembre de 1998 en Japón se detonó un parteaguas en la saga de la franquicia de Zelda. Ocarina of Time es el quinto juego de la serie The Legend of Zelda, se estrenó en esa fecha para la consola Nintendo 64 y hasta ese momento no existía ningún videojuego con sus características y mecánicas de juego. El diseño gráfico de los niveles en 3D, las posibilidades de exploración, la interacción con otros personajes y la banda sonora, son sólo algunos elementos que hacen de este título una auténtica leyenda.
La historia trata del joven héroe Link y su viaje por el reino Hyrule para detener los planes del villano Ganondorf —el rey de la tribu Gerudo—, quien quiere obtener la reliquia sagrada conocida como la Trifuerza, una especie de lámpara de los deseos compuesta por tres triángulos equiláteros (poder, sabiduría y coraje). Pero más allá de la profundidad de la historia y la narrativa en texto que tiene lugar durante todo el videojuego, y que en ocasiones puede ser agobiante, Ocarina of Time marcó la transición de la franquicia al universo en tercera dimensión, y por esta sencilla razón, merece un reconocimiento digno y justo.
La música que ambientaliza cada una de las escenas tiene un rol integral en la mecánica de juego y fue tan exitosa que se produjeron discos completos inspirados en las melodías. Por otro lado, una de las cosas más divertidas y difíciles de olvidar para quienes lo jugamos en la infancia, fue aprender a tocar la ocarina del tiempo para desbloquear contenidos y resolver acertijos.
Después de 20 años de innovaciones tecnológicas en la industria The Legend of Zelda: Ocarina of Time quedó rebasado, sin embargo, sigue siendo un videojuego de aventura que marcó una época, diferente, divertido y memorable.