Este 23 de octubre, la multifacética y talentosa Juana Molina lanzó ANRML, su primer álbum en vivo. Hoy, además de asomarnos a su nueva producción, nos adentraremos en la historia y el trabajo de esta artista argentina única, quien gracias a sus interesantes producciones se ha convertido en un aclamado ícono de la escena indie.
Al acercarnos por primera vez a Juana Molina, es difícil pasar de largo la atmósfera sobrecogedora y un tanto densa que generan sus canciones, las cuales suelen compartir algunas características muy particulares: una fusión de folk, electrónica y música experimental y algunos patrones rítmicos repetitivos que parecen sincronizarse rápidamente con el ritmo cardíaco. Todo esto va acompañado de la suave y aguda voz de Juana, que le otorga un particular estado de ánimo a cada verso que canta.
Sin embargo, la música no siempre fue el motivo que la llevó a ser reconocida y aplaudida. Hija del cantante de tango, Horacio Molina, y la actriz Elva Villafañe, Juana estuvo inmersa en las artes desde su infancia: la música siempre le apasionó e incluso comenzó a tocar la guitarra a los cinco años. Sus dotes como intérprete, sin embargo, brillaron primero en la comedia, cuando a finales de los años 80 apareció en sketches cómicos: primero, compartía cámaras con sus hermanas, después, ella misma protagonizó su propio show.
Los sketches fueron un éxito en Sudamérica y muy pronto, Juana Molina se convertiría en una de las comediantes más populares de Argentina. No obstante, la música siempre fue la verdadera pasión de la artista, por lo que después de tomarse un descanso de su carrera cómica para tener a su hija, Juana decidió cancelar su show y debutar en la música con Rara, su primer álbum, lanzado en 1996.
El público y la crítica en Argentina no recibió la música de Juana con mucho entusiasmo: probablemente, era difícil disociar la faceta de comediante con la de la cantante y compositora, y los seguidores de la artista ya no encontraron en ella las risas que buscaban. Juana, sin embargo, creía en la calidad de su trabajo y su originalidad, así que decidió mudarse a Los Ángeles y desarrollar su carrera en un ambiente mucho más abierto.
Pronto la música de Juana Molina despegó en la escena indie. Su álbum Segundo, lanzado en el 2000, fue un éxito entre la crítica de Europa, Japón y Estados Unidos, y por tanto, los admiradores de su trabajo se multiplicaron alrededor de todo el mundo. Desde entonces, la artista ha lanzado más de una decena de producciones, entre álbumes de estudio y EPs.
Puede que sus canciones no sean para todos: el carácter experimental de la música suele ser difícil para muchas personas. Sin embargo, Juana no deja de fascinar a los críticos y a sus fans con su folk de cantautora compaginado con elementos electrónicos enérgicos, y su nuevo álbum, ANRMAL, grabado en el Festival NRMAL de México el pasado marzo, pone de manifiesto mucho de lo que hace a Juana Molina especial.
ANRMAL comienza con “Un Día Punk”, que está llena de energía y se caracteriza por un poderoso riff del bajo que está presente durante casi toda la canción. Hacia la mitad aparece un pequeño puente musical en crescendo, con guitarras disonantes que preparan al escucha para una nueva explosión sonora.
Más adelante, cuando estamos bien adentrados en un ritmo muy dinámico, suena “Sin Dones”. Se trata de una canción mucho más tranquila que las anteriores, con una línea melódica más lenta en la voz, que contrasta con los instrumentos que se encargan de darle más movimiento a la música. Todo esto, más los coros vocales, crean una atmósfera sonora muy única e interesante
ANRMAL cierra con “Un Día”. Esta canción comienza con un teclado que marce un ritmo insistente, al cual se suman los coros que cantan “One Day”, que permanecen hasta el final. Después se agrega la voz principal y así, sucesivamente, se va cargando cada vez de más instrumentos con ritmos repetitivos, lo que genera en efecto realmente hipnótico.
Sin duda, Juana Molina es una artista sumamente interesante, y puedes disfrutar de ANRMAL a continuación.