La Vida Secreta de tus Mascotas 2 narra el proceso de adaptación de Max a raíz de la aparición de Liam, el bebé de su ama, Katie. El terrier, después de sentirse desplazado por pequeño, sucumbe ante el amor que el retoño le demuestra y, junto con su perro hermano Duke, se compromete a cuidarlo a toda costa de los peligros del mundo.
Sin embargo, esta actitud lo conduce a convertirse en un perro nervioso y sobreprotector, que lo llevan a enfrentar sus peores miedos cuando la familia decide hacer un viaje a la granja.
Paralelas a esta historia, se desarrollan un par más: por un lado, tenemos las peripecias del conejo Snowball, quien busca liberar a un cachorro de tigre de bengala del yugo de un malvado cirquero y, por otra parte, se relata el periplo de Gidget, la pomeriana enamorada de Max, en la empresa de recuperar el juguete favorito de su amado.
La historia centrada en Max agrega al personaje de Gallardo, un perro de granja doblado al español por Jesús Ochoa. Este can, cuya característica principal es la valentía, busca llevar a Max a confiar en sí mismo y a dejar de pensar en el mundo como una amenaza para Liam. Sin embargo, el personaje es un valiente sin causa, pues no tiene una justificación de fondo que le dé la fuerza de un guía espiritual.
La aventura de Snowball tiene como antagonista a Sergei, un villano que también carece de fundamento y el cual cae en el cliché del ruso malvado. En esta línea narrativa también se agregan nuevos personajes faltos de fuerza argumental: Hu, un adorable cachorro de tigre y Daisy, la pequeña perrita que ayuda a Snowball en la labor de rescate ya comentada.
Gidget y su periplo son curiosamente la trama más sólida, con todo y que representa sólo un complemento para las otras historias. Sin embargo, no está exenta de momentos injustificados que parecen han entrado con calzador, ejemplo de ello es la escena en la que vemos a Chole, una regordeta felina, alterada por la hierba narcótica conocida como catnip. Esta parte viene de la nada y termina de la misma forma.
Pero no todo en esta película es deficiente. El punto fuerte se lo lleva la banda sonora, que incluye canciones icónicas como “Empire State of my Mind” de Jay-Z y “I was Made to Love Her” de Steve Wonder, al igual que otras más modernas como “Panda” interpretada originalmente por Desiigner, pero cuya versión en la película está a cargo de Snowball en una escena extra que se siente innecesaria y absurda.
En resumen: la película pierde el carisma de los personajes al separarlos en historias inconexas con foca fuerza argumental y a las que se suman personajes vacíos. El resultado es una trama maltrecha que inevitablemente hace pensar en el grado de veracidad contenida en aquella popular sentencia en el mundo del séptimo arte: las segundas partes siempre son malas.