Nos prometieron un thriller brutal y nos entregaron un melodrama con tintes detectivescos.
por Montserrat Pérez Bonfil
[av_dropcap1]É[/av_dropcap1]lite (2018-), la segunda producción española para Netflix, se estrenó el pasado 5 de octubre, y con tan buenos antecedentes como La Casa de papel (2018-) o El ministerio del tiempo (2015-), me volqué emocionada a ver lo que, estaba casi segura, sería un thriller súper bien armado.
Pero me encontré con un melodrama con tintes detectivescos que sólo sirve para entretener en una tarde de “nada que hacer”. La historia trata de acercarse a las premisas de 13 Reasons Why (2017-) o Riverdale (2016-), pero sin lograr el impacto de ninguna de las anteriores.
Aún así, una vez que le has dedicado casi una hora de tu tiempo al primer capítulo, puede que decidas seguir el maratón para descubrir a quién mataron, quién la mató, cómo y por qué.
He de advertir que si no estás del todo relacionado con los modismos y el acento español, la precaria calidad del audio no te ayudará a descifrar lo que dicen los personajes —al menos no en el primer capítulo—, así que te recomiendo que, si te vas a embarcar en el sillón hasta que se acabe, es mejor actives los subtítulos.
La historia inicia cuando tres estudiantes de un instituto público que se ha derrumbado a causa de la corrupción del constructor, reciben una beca para continuar sus estudios en Las Encinas, un colegio de niños ricos donde asisten los hijos de la crema y nata de la sociedad española.
Al poco tiempo de la llegada de Christian, Samuel y Nadia al colegio, una de las chicas de Las Encinas es hallada sin vida junto a la piscina de la escuela. Al principio, Samuel es el principal sospechoso, ya que es encontrado por la policía en la escena del crimen, lleno de sangre y en estado de shock, pero, poco a poco, todos los chicos se volverán sospechosos ante nuestros ojos y sólo descubriremos quién mató a la chica hasta el último capítulo.
A lo largo de los ocho capítulos que conforman la temporada, la narración va y viene en el tiempo entre el presente que transcurre en un cubículo donde una detective interroga a nuestros personajes y flashbacks hacia un pasado en el que los recuerdos de los personajes nos son revelados a nosotros, pero no a la detective.
Al final, aunque Carlos Montero y Darío Madrona no nos entregan la serie shockeante que prometieron, logran tenernos entretenidos e intrigados por unas cuantas horas.
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