Chromatica no solamente es resultado del regreso de Lady Gaga a los estudios de grabación, sino que también representa la vuelta a los orígenes de una de las figuras más importantes del pop en nuestro tiempo. El nuevo disco se siente más como un agradable regreso a lo conocido, lo cual para algunos puede ser negativo o positivo dependiendo de quién lo escuche y de su particular inclinación al riesgo.
Con Joanne y con la banda sonora de A Star Is Born, conocimos una faceta musical de la artista que hasta ese momento estaba poco explorada: una mujer que alternaba la brillante y excéntrica imagen de Lady Gaga junto con la conmovedora vulnerabilidad de Stefani Germanotta.
Las baladas, las canciones con dejos de country y las letras desbordantes de sobrecogedora honestidad y pasión fueron grandes hallazgos de esta etapa, en la que brillaron canciones como “A Million Reasons”.
Chromatica, sin embargo, a primera vista no parece dar continuidad a esta experimentación reflexiva y emocional que llevaba la artista, y en cambio, nos remite al electropop y a las vibras de fiesta y energía que caracterizaron tan bien al debut The Fame en su tiempo. Regresa la estética espectacular, colorida y excéntrica que Lady Gaga convirtió en su sello personal a principios de la década.
Desde que salió “Stupid Love” a principios de marzo pudimos anticipar un regreso emocionante y lleno de energía, y es que esta canción es una de las que inyecta de mayor vitalidad al nuevo disco.
El colorido arte del álbum también nos daba un indicio de lo que podíamos esperar, y más recientemente el estreno de la colaboración con Ariana Grande “Rain On Me”, nos trajo un espectáculo de baile y brillo en el videoclip, así como la unión de dos grandes voces que, si bien no satisfizo a todos, se convirtió en una indiscutible fórmula ganadora.
Las colaboraciones, dicho sea de paso, son uno de los elementos más atractivos cuando nos aproximamos por primera vez a Chromatica. Además de la aparición estelar de Ariana Grande en el disco, también podemos escuchar al grupo surcoreano BLACKPINK, que comparte micrófono con Lady Gaga en una animada canción llamada “Sour Candy”. Más adelante, aproximándonos al final del álbum, nos encontramos con “Sine from Above”, una canción en la que Elton John es el invitado especial.
Cabe mencionar que el nuevo álbum se divide en tres partes: cada una de ellas es introducida por piezas instrumentales con orquesta que comparten el título del álbum, “Chromatica”, y que se distinguen con números romanos que indican cuál parte se aproxima (la primera, la segunda o la tercera). Aunque puede que para algunos resulten un tanto fuera de lugar dichas intervenciones musicales, a mí me parece un acierto del nuevo material: de alguna forma, estas piezas proporcionan una agradable variedad sonora que contribuye a generar un vaivén de emociones.
Y las emociones y la profundidad de este álbum, que a nivel musical podría parecer todo fiesta, en realidad son muy importantes. “Rain on Me”, por ejemplo, aborda la capacidad de resiliencia.
“Alice”, por otra parte, construye una alegoría entre los conflictos que debe superar el famoso personaje de Lewis Carroll y los problemas que la misma Lady Gaga enfrenta para encontrar paz en su vida. Porque si bien es cierto que la primera persona en las canciones no necesariamente es la voz de quien las compone, en este caso sí lo es, y la misma Lady Gaga lo confirmó en Twitter: “no hay necesidad de barajar, esta es mi verdadera historia”.
Sin duda, es el álbum ideal para los nostálgicos de los primeros años de Gaga; esta vez, con colaboraciones inesperadas y un acercamiento mucho más personal.