por Jerónimo Arellano Zandi
[av_dropcap1]A[/av_dropcap1]lan Moore, el genio más grande de los cómics en lengua inglesa, anunció su retiro de la industria hace un par de días. Sus obras han influenciado a cientos de creadores y han llevado al arte del cómic a alturas que no habían alcanzado nunca antes.
Alan Moore (Reino Unido, 1953) comenzó escribiendo tiras en los años setenta en pequeñas publicaciones. Su talento era tan notorio que la legendaria editorial británica “2000AD” (Judge Dredd, Rogue Trooper) lo contrató. Esa era la época en que la industria del cómic británico comenzaba a despegar y su trabajo hizo que DC Cómics lo contratara en los ochentas para rescatar la franquicia de Swamp Thing (La Cosa del Pantano).
De inmediato, Alan Moore dejó su huella. Para comenzar, volvió a la criatura un monstruo, un avatar de la naturaleza en vez de un ser humano que se convertía en la criatura. Rescató personajes secundarios del universo de DC Cómics para incluirlos en la trama y creó nuevos, como Constantine, aquel detective de lo sobrenatural.
Jamás dudó en rechazar los cánones establecidos anteriormente y La Saga de la Cosa del Pantano (1984-1987) se volvió una obra maestra.
La década de los ochenta fue una época muy creativa y fructífera para Moore. Creó V de Vendetta (1982-1989), que narra la historia de V, un hombre consumido por la necesidad de destruir un gobierno fascista que rige el Reino Unido. Inspirado por las políticas represivas de Margaret Thatcher (Primer Ministra del Reino Unido de 1979a 1990), Alan Moore vio posible la instalación de una dictadura brutal en su país.
El cómic (algunos le llaman novela gráfica pero Alan Moore detesta ese término) está plagado de citas o referencias de la literatura mundial, algo muy común en la obra de Moore. La trama tiene similitudes con El Conde de Montecristo de Dumas pero también se menciona Fausto de Goethe.
El impacto de la obra fue enorme aunque se popularizó aún más con la adaptación cinematográfica del 2005. Numerosos grupos anarquistas y/o de resistencia alrededor del mundo han adoptado la máscara que usa el personaje V (cabe mencionar que la máscara representa a Guy Fawkes, un personaje histórico que intentó volar el parlamento británico).
Sin embargo, en el medio del cómic, Alan Moore es mejor recordado por su obra Watchmen (DC CÓMICS 1986-87), considerada por muchos como el mejor cómic de todos los tiempos.
Alan Moore quería hacer una historia que ocurriera en el mundo “real” donde existieran héroes que no tuvieran súper poderes (a excepción de uno). A esto le agregó su temor a un holocausto nuclear durante la Guerra Fría.
Es una pieza muy compleja. Tiene numerosos puntos de vista y salta cronológicamente sin advertencia.
Watchmen es el único cómic que ha ganado un premio HUGO, aquel que se da a obras de ciencia ficción y posiblemente el más prestigioso.
A pesar de ser de los autores de cómics más famosos del planeta, Alan Moore detesta la fama y ha buscado separarse de las adaptaciones fílmicas de sus obras. De hecho, ha sido tan tajante que su nombre no aparece en las películas aunque estén basadas en su trabajo. Parte de su desencanto con la fama nace de los abusos cometidos por las grandes editoriales que se rehusaron a devolverle los derechos de autor.
Alan Moore no es sólo un autor, es un mago y practica magia ceremonial. La influencia de la magia es evidente en varias de sus obras pero sobretodo en Prometea (1999-2005), donde una joven estudiante de universidad llamada Sophie se convierte en el avatar de una diosa ligada a la imaginación y la creación artística. La joven Sophie termina haciendo un viaje por el árbol de la vida cabalista y allí Alan Moore explica mucho de su filosofía y de otros conceptos esotéricos.
Alan Moore dejará un vacío enorme en el mundo de los cómics y la cultura pop.
Si no has leído ninguna de sus obras, te invitamos a hacerlo de inmediato. Se pueden conseguir en las librerías o tiendas especializadas.