La más reciente novela de Silvia García Moreno llamada Mexican Gothic presenta una interesante crítica al colonialismo, racismo y sexismo, tomando como pretexto el terror gótico.
La autora adapta los elementos clásicos —la vieja casona con moho, el lugar envuelto en niebla y la joven que llega a resolver el misterio— en El Triunfo, un pueblo ficticio ubicado en Hidalgo, durante los 50. El resultado es un libro entretenido que si se siente mexicano, aunque para los adeptos del género, nunca logra generar verdadero Horror.
Noemí Taboada es una joven socialité, fanática de Pedro Infante, que se ve a sí misma como una mujer fuerte y decidida aunque algo superficial. Lejos de querer casarse, su mayor ambición es entrar a la universidad, a lo que su padre como buen conservador de la época se niega. Sin embargo, él ofrece darle su consentimiento, si la joven acepta ir al Triunfo y averiguar si Catalina, su prima recién casada, se encuentra a salvo en High Place, su nueva casa.
Mientras se nos relata el breve compromiso previo a la boda de Catalina, se establece que los Taboada son “nuevos ricos” y tienen raíces indígenas, al contrario de los Doyle, la familia del novio, quienes han sido ricos por sus minas desde el siglo XIX y todos son descendientes de ingleses, quienes nunca se han casado con los habitantes del pueblo.
Con este contexto, la autora usa a Howard, patriarca de los Doyle, para ejemplificar de una manera nada sutil -pero si inteligente- la forma en que el colonialismo europeo ha explotado a México y su gente, además de las ideas de pureza de linaje (eugenesia), con la que muchas veces justificaron su maltrato a los habitantes nativos.
Por el contrario con Virgil y Francis, los jóvenes de la familia, Silvia juega con el lector, ya que a ambos los muestra por momentos amables, pero siempre guardando un secreto, lo cual hace que Noemí no este segura si son o no de fiar, especialmente el primero a quien aunque sabe que es extraño, encuentra bastante atractivo.
Un elemento que destaca del estilo de escritura de Silvia, es que todo lo que menciona en la trama tiene un motivo, no introduce personajes por rellenar páginas, ni abusa de los adjetivos para describir sus escenas.
Aunque al principio algunos de los sueños de Noemí pueden parecer descabellados, la mención de ciertas heridas incongruente, o el comportamiento del personal de servicio irrelevante, todo tiene una explicación lógica que se va develando conforme avanza la trama.
De igual forma los nombres y apellidos de los protagonistas, sirven de homenajes y/o forma de reforzar la personalidad de los mismos. El apellido de Noemí es un homenaje a Carlos Enrique Taboada, famoso cineasta, y de los pocos que explotaron el terror gótico de manera brillante dentro de su filmografía, resaltando El Libro de Piedra (1968), la cual comparte ciertos elementos con la novela.
Por otro lado, Howard Doyle recibe su nombre del famoso escritor de horror Howard Philips Lovecraft, con quien comparte ideas racistas, mientras que su apellido lo recibe de Sir Arthur Conan Doyle, quien además de crear a Sherlock Holmes, era aficionado a varias corrientes de pensamiento ahora consideradas pseudociencia.
El único punto flojo del libro, es la poca interacción entre Noemí y Catalina, aunque hasta cierto punto se justifica por como la tiene vigilada su familia política, hay momentos en los que resulta absurdo que la heroína de la novela, no luche más por estar con la razón de su viaje.
Aunque de momento el libro solo se encuentra solo en inglés, es una lectura muy recomendable, ya que además de amena, es refrescante leer una descripción acertada de nuestro país en otro idioma. Sin embargo, si prefieren leer en nuestro idioma, este año saldrá una traducción de Ediciones Minotauro. Además, Hulu, se encuentra desarrollando una adaptación de la novela.