El pasado 24 de abril, el canal oficial de Pink Floyd de youtube subió el legendario concierto Live at Pompeii para compartir durante 24 horas.
Live at Pompeii ha sido un elemento importante en mi vida, no sólo por mi amor hacia el grupo, sino por las versiones de las canciones y el concepto artístico detrás de la pieza.
Tenía 19 años cuando lo vi por primera vez. Acababa de volver de África después de tres años de vivir allá e iba entrando a la universidad. Compartía vivienda con Totis, mi hermano mayor y el más grande fan de Pink Floyd que conozco.
Una tarde llegó a casa con una cinta VHS del concierto y decidimos verlo esa misma noche.
Cuando terminó, yo estaba pasmado. Jamás había visto algo similar. Ahí estaba mi grupo favorito tocando en el antiguo anfiteatro romano de Pompeya. Mi amor por lo moderno se mezclaba con mi pasión por el mundo clásico.
Fieles a su reputación por la experimentación y los conceptos únicos, el grupo tocó en las ruinas sin público. Sólo estaban ahí los miembros del equipo de filmación. Es cierto que los Beatles ya habían tocado en un lugar inusual: la azotea de 3 Savile Row es legendario, pero ¿un concierto sin público?
No daba crédito a ese concepto y hasta la fecha lo considero algo magistral.
El concierto inicia con imágenes de la antigua ciudad abandonada, dando un tono fantasmal que jamás se pierde a lo largo del concierto.
El grupo abre con Echoes, una obra maestra del rock y mi canción favorita de Pink Floyd. Sentí que la banda no iba a dar cuartel, el contraste de iniciar con una pieza de dicha magnitud en un ambiente onírico me dió escalofríos y pensé: “¿Estarán tocando para los fantasmas de la historia?”.
Este pensamiento jamás me ha abandonado. Todavía le doy vueltas.
El setlist forma parte del repertorio del grupo pre- Dark Side of the Moon (1973) y tiene muchas de mis canciones favoritas de ellos: Echoes, Saucerful of Secrets, Careful with that Axe, Eugene, por mencionar algunas. Canciones de larga duración y con poca letra (excepto Echoes) y con énfasis en los instrumentos.
La mente detrás este concierto fue Adrian Maben, quien de vacaciones en Pompeya perdió su cartera y volvió al anfiteatro a buscarla cuando éste ya estaba cerrado. El silencio del lugar y los pocos sonidos ambientales lo convencieron que sería un gran lugar para un concierto.
El rodaje duró menos de una semana, pero Maben, pensando que la película era muy corta, decidió agregar material y visitó a Pink Floyd mientras grababa Dark Side of the Moon, los entrevistó y agregó las entrevistas al filme.
Por varias años fue muy dificil, por no decir casi imposible, conseguir una copia de este concierto, pero la nostalgia por la vieja época de Pink floyd hizo que lo sacaran, primero en cinta y luego en DVD.
Mi vida cambió gracias a ese concierto y, a lo largo de los años, lo he compartido con personas que no conocían tanto del viejo de Pink Floyd, y a ellos también les cambió la vida.
Pink Floyd: Live at Pompeii (1972) es una belleza repleta de sutilezas y poesía que vale la pena buscar. El grupo sólo compartió el concierto por 24 horas, pero afortunadamente es fácil de conseguir en DVD y Blu-ray.
