Mucho se habla de la venganza que destruye tanto al vengador como al objetivo de la venganza, ¿pero qué hay del investigador que es devorado por un caso?
Ésta es la premisa de la docu-serie Los hijos de Sam (The Sons of Sam, Estados Unidos, Netflix, 2021) que narra la trágica historia de Maury Terry, un desconocido periodista que decidió investigar los asesinatos perpetrados por David Berkowitz (Son of Sam) en Nueva York del verano de 1976 a 1977.
Hay muchos ejemplos de ficción donde un investigador, generalmente un policía o detective, se empecina con un caso que no puede soltar y le llega a costar el trabajo, la salud, la familia y la vida en el peor de los casos. Este ideal del deber es romántico, pero tiene un lado siniestro, una sombra que nos revela más acerca del investigador que del caso.
Maury Terry, narrado magistralmente por el gran Paul Giamatti, investiga por años los asesinatos, ya que estaba convencido que Berkowitz no pudo haber estado actuando por su cuenta. Poco a poco, va ligando cabos que conectan los asesinatos con el fenómeno del satanismo y neo-paganismo que habían florecido desde la década de los sesenta en los Estados Unidos, un país fundado por puritanos que siempre creen que hay un mal que busca pervertirlos o destruirlos.
Durante un año, Berkowitz aterrorizó a la ciudad de Nueva York, mató a seis personas e hirió a otras siete mientras dejaba crípticos mensajes a la policía, prometiendo que volvería a matar.
La ciudad fue consumida por la paranoia y el temor, la policía hizo la cacería más grande de la historia de Nueva York.
Afortunadamente, la carrera criminal de Berkowitz duró menos de un año, no obstante, la cruzada de Maury Terry apenas comenzaba.
Basándose en contradicciones de testimonios y otras irregularidades del caso, Terry fue indagando, descubriendo que Berkowitz había tenido contacto con personas asociadas a cultos alrededor de Estados Unidos. La investigación camina la delgada línea entre coincidencia o paranoia, existen cosas que encajan pero podrían ser circunstanciales.
¿Conspiración o realidad? La serie no deja una respuesta clara ya que muchos eventos terminan quedando inconclusos o siendo extrañas coincidencias, pero eso no es la la tesis de la serie. No, el objetivo es ver el viaje de un periodista al inframundo de una sociedad obsesionada con teorías de conspiración, y cómo el investigador dedica (o sacrifica) toda su vida a un caso que parece no tener solución.
La columna de la serie es la narración de Giamatti basada en textos y documentos del mismo Terry. Esto acompañado por material de archivo como entrevistas a colaboradores, apariciones de Terry en televisión, documentos, recortes periodísticos y su libro The Ultimate Evil: An Investigation into America’s Most Dangerous Satanic Cult.
La serie logra capturar la obsesión de Terry por demostrar la presencia de un culto siniestro perpetrando asesinatos alrededor del país. Esto le ganó la enemistad de la policía de Nueva York y algunos medios, pero jamás claudicó, aunque algunas líneas de investigación se cerraban, otras se abrían y dedicó el resto de su vida a mostrar que tenía razón.
Sin duda alguna, el clímax de la serie es una entrevista a David Berkowitz por el mismo Terry años después. En ella, Berkowitz refuerza algunas de las tesis de Terry pero nada concluyente. Él sigue siendo considerado culpable de los asesinatos y nadie más ha sido ligado a los crímenes.
Maury Terry murió en 2015.