por Montserrat Pérez Bonfil
El último remake de Nace una estrella, con el que Bradley Cooper se estrenó como director y Lady Gaga como actriz de cine, tiene sus orígenes en una cinta de 1932 titulada What Price Hollywood? con la que el productor David Selznick buscaba retratar las verdades oscuras detrás del glamour hollywoodense.
En 1932, tras haber visto las carreras de grandes estrellas de Hollywood desmoronarse, Selznick quiso apropiarse de la imagen de “la carrera destruida” y “la estrella acabada” para llevarla a la pantalla, pero no quería recurrir a un cameo para retratar momentáneamente las viejas glorias de alguien real; quería transformar a esa lastimera figura en el centro de su narrativa y combinarla con “la estrella naciente”.
Otra cosa que tenía clara Selznick al construir la historia era que tampoco quería reciclar el mito de la Cenicienta hollywoodense. Pero además de sus ambiciones creativas, buscaba prestigio y una seguridad financiera, y nada de esto iba a ser sencillo en la naciente era del cine sonoro.
Selznick quería retratar cómo era la vida en Hollywood para generar polémica e interés en el público y, de paso, reavivar la carrera de la exitosa actriz de cine silente, Clara Bow (It, Mantrap).
En un inicio, la película se iba a titular The Truth about Hollywood, pero más tarde se le cambió el nombre a What price Hollywood?, y retomaba una historia escrita por la columnista de espectáculos, Adela Rogers St. Johns.
Tiempo atrás, la periodista había entrevistado a la propia Clara Bow, quien surgió de los barrios pobres de Brooklyn y logró subir como la espuma en la gran pantalla hollywoodense gracias a su talento y a sus relaciones con productores y directores. Entre otras cosas, Bow estuvo relacionada sentimentalmente con el director Victor Fleming (Lo que el viento se llevó), y siempre estuvo envuelta en el escándalo debido a que tenía una familia abusiva, sufría de depresiones, trabajaba en exceso y el nuevo cine sonoro anunciaba el inminente declive de su carrera como actriz. Y así fue, su carrera se deplomó sumergida en el escándalo.
Además de la carrera de Clara Bow, St. Johns retomó otras historias como la tormentosa relación entre la actriz Colleen Moore (La letra escarlata) y su esposo, el productor John McCormick, quien se volvió alcohólico por no soportar que su mujer fuera más exitosa que él y, eventualmente, se divorciaron.
Así, St. Johns armó una historia tipo “tras bambalinas” en la que echaba una mirada a lo que pasaba detrás de las cámaras en el Hollywood de la época en la que los grandes nombres del cine silente como D. W. Griffith, Charles Chaplin y Eich von Stroheim estaban siendo marginados por la nueva era del cine sonoro.
Inspirada en esto, Adela armó una historia de ficción en la que una joven mesera, Diane, se convierte en estrella de Hollywood gracias a la guía y apoyo de Max Carey, un director alcohólico cuya carrera va en declive. Y, cualquier parecido con la realidad, sería pura coincidencia.
Por otro lado, la periodista tuvo el atino de incluir otro de lo matices de la fama: alcanzar la cima en Hollywood no significa que todos te acepten y te respeten. Depués de que Diane conoce a Carey, regresa a su pequeño departamento y abre una revista donde aparece Janet Gaynor, el ideal de cualquier chica que soñaba con ser actriz en esa época, porque, a diferencia de Clara Bow, Janet Gaynor logró transicionar del cine silente al sonoro sin problemas y sin escándalos.
Para la adaptación de What Price Hollywood? se hicieron algunos ajustes a la historia original de St. Johns: el nombre Diane se volvió Mary Evans y en vez de imitar a Janet Gaynor, Mary imita a Greta Garbo, con todo y su acento sueco. Y, al igual que Clara Bow, Mary Evans alcanza el triunfo para después caer.
Para Selznick no fue fácil que los ejecutivos del estudio RKO aceptaran filmar una película sobre “las verdades ocultas de Hollywood”, por lo que para cuando logró convencerlos, Bow ya estaba comprometida con otra película y el papel de la mesera aspirante a actriz, Mary Evan, terminó interpretándolo Constance Bennett (Moulin Rouge) y el del director alcohólico, Max Carey, fue de Lowell Sherman (The Garden of Eden).
What Price Hollywood? fue dirigida por George Cukor bajo la producción de David Selznick y ni él ni Adela St. Johns ni nadie en Hollywood imaginó que esa semilla que plantaron hace 86 años, seguiría germinando hasta hoy.