por Pascual Morones
[av_dropcap1]P[/av_dropcap1]resencias del mal, la nueva propuesta de Universal y Dreamworks en el género de terror, llega a los cines mexicanos envuelta en una gran expectativa… lástima que se quede sólo en eso.Presencias de mal está basada en la novela Otra vuelta de tuerca (The Turn of the Screw) de Henry James, publicada en el Reino Unido en 1898. En su momento, el libro fue considerado un parteaguas en el género pues esta historia de fantasmas daba la posibilidad de una doble lectura, derivada de la manera en que fue escrita para definirj, con base en la interpretación, si existían o no dichas figuras incorpóreas.
La película narra la historia de Kate (Mackenzie Davis) quien es contratada para ser la maestra de Flora (Brooklynn Prince), hermana menor de Miles (Finn Wolfhard). Al llegar a la mansión, Kate comienza a sospechar que la casa está embrujada y que esto tiene que ver con la renuncia de la antigua maestra de Flora.
Presencias de mal está ambientada en la década de los 90, dicha temporalidad es revelada gracias a una noticia en la televisión que habla sobre el suicidio de Kurt Cobain, pero mientras Kate viaja rumbo a su nuevo trabajo, hay un cambio de época que se evidencia de forma visual, por lo que el diseño de producción en la cinta es fundamental. Cada cosa en este viaje entre el Siglo XIX y el Siglo XX, está bien trabajada y eso lleva a que puedas sentir la incomodidad que sufre Kate al adaptarse a este nuevo mundo.
El problema de la cinta está en la adaptación de la historia. La directora Floria Sigismondi, conocida por dirigir videos musicales (entre ellos el de “The One That Got Away” de Katy Perry que contó con la actuación de Diego Luna), toma la decisión de irse a la segura. Pudiendo construir un terror psicológico que partiera del vínculo entre Kate, la antigua maestra y las paredes de la mansión, prefirió caer en el modelo del susto fácil (jump scare).
Esto termina ocasionando que la película se diluya hasta un punto en el que el final se vuelve algo absurdo. Todo el tiempo, la directora te lleva por una historia y, justo en el cierre, intenta recuperar la doble lectura que caracteriza a la novela y la trama da un giro sin sentido que se siente metido con calzador para dejar a la interpretación del espectador qué fue lo que sucedió.
Junto con el diseño de producción, las actuaciones dan un punto positivo a esta película. Tanto Mackenzie Davis como Finn Wolfhard y Brooklynn Price hacen bien lo que les corresponde. En Davis se nota el desgaste de vivir en un mundo donde todo te violenta, mientras que Wolfhard adopta bien el papel del niño rebelde, misterioso. Price sorprende con lo orgánica de su actuación y la capacidad de transmitir todo a través de sus gestos.
Presencias de mal había generado una gran expectativa —cuenta con Steven Spielberg como productor—, pero el trabajo de Sigismondi la posiciona como una película más del montón, que no ofrece nada nuevo y está llena de lo mismo de siempre en materia de terror.
La película termina por ser una decepción pese a lo bueno de las actuaciones y la fotografía.
