La segunda entrega de esta trilogía es probablemente la mejor lograda y quizá también la única cuya historia funciona de manera individual.
Esta precuela nos presenta los sucesos acontecidos 16 años previos a la primer cinta. Si bien es cierto que arranca dónde nos dejó La calle del terror 1994 podría decirse que esta historia se cuece aparte.
En 1978 durante un campamento de verano dónde participan jóvenes tanto de Shadyside (dónde todo lo malo sucede) y Sunnyvale (en el cual todo va de maravilla), Sara Fier toma posesión de Tommy Slater convirtiéndolo en asesino múltiple.
Leigh Janiak vuelve a ponerse frente a la cámara, pero en esta ocasión existe un mejor desarrollo de los personajes principales, creando relaciones más humanas con las que logramos empatizar y trayendo a escena las versiones jóvenes de algunos adultos que vimos en la primer entrega como por ejemplo el sheriff Nick Goode, lo cual logra que sintamos una mayor cercanía con los personajes a diferencia de la primer entrega lo cual permite que nos preocupe el desenlace de estos jóvenes.
Las actuaciones del elenco en La calle del terror 1978 también son superiores, en especial sobresalen Sadie Sink (Stranger Things) y Emily Rudd (Dinastía) quienes dan vida a las hermanas Berman que son el corazón de esta historia.
La cinta sigue apelando al elemento nostálgico, haciendo claras referencia a películas como Viernes 13. Otro acierto es que algunas situaciones que no quedan claras en la primera parte cobran mayor sentido en esta y seremos testigos de la creación de uno de los asesinos sobrenaturales que acechan Shadyside en el 94. Aunque mantiene el mismo nivel de violencia que nos venían presentando sus escenas son menos graficas que su antecesora.
Si disfrutaste de La calle del terror 1994, definitivamente debes continuar con esta precuela, continua sin ser perfecta, pero corrige varios errores que presentó su predecesora y te dejará con ganas de ver La calle del terror 1666 y saber cómo se resuelve esta trilogía.