“Crees que eres una buena persona, pero no lo eres. Créeme, no existen las buenas personas”… Es la frase con la que se presenta Marla Grayson (Rosamund Pike) quien funge como tutora legal de adultos de la tercera edad que han sido abandonados por sus parientes. Ella se aprovecha del sistema para incapacitar a ancianos y así sacarles dinero con ayuda de su socia/esposa Fran (Eiza González) y la Dra. Karen Amos (Alicia Witt). Así comienza la cinta más reciente del director y escritor J Blakeson, Descuida, yo te cuido (I Care a Lot, EU-2021); una cinta que falla en su resolución.
La película aborda un tema que a la mayoría nos provoca temor: la vejez y la indefensión que ésta puede provocar a su llegada. La cinta incluye toques de humor negro, una edición bastante ágil, y una paleta de colores que se siente fría, lo cual es muy ad hoc con la protagonista.
Marla se percibe como una leona, una cazadora y es la forma en que se justifica los fraudes que comete, además, al ser tan buena en lo que hace, se ha convencido de que no hay manera en la que pierda. Después de ganar la apelación del hijo de una de sus protegidas, se le presenta la oportunidad de agregar a su red a Jennifer Peterson (Dianne Wiest), quien tiene tres jugosas cuentas de ahorros y lo mejor, no cuenta con ningún pariente vivo.
Sin embargo, la situación se complica cuando entra en escena Roman Lunyov (Peter Dinklage), un mafioso que tiene toda la intención de liberar a Jennifer. Es en este punto que la película adquiere un ritmo aún más intenso, el cual incluye más audiencias en la corte de lo familiar, intriga y escenas de balaceras, desembocando en la esperada confrontación entre Marla y Roman. Lamentablemente, es después de dicho enfrentamiento que toda la cinta decae ante los problemas del guion.
La falla más grande es que como espectador, es muy difícil apoyar a Marla, ya que todo lo que hace es despreciable y no nos brindan alguna arista de su personalidad por la cual quisiéramos que triunfe, a diferencia de personajes como John Wick o Harley Quinn, quienes a pesar de ser asesinos, el espectador tiene al menos un punto por el cual puede sentir empatía por ellos.
Respecto a Roman, tampoco es fácil apoyarlo, si bien tiene una buena razón para ser rival de Marla, su desempeño como jefe mafioso deja mucho que desear, resulta ser muy malo para ser malo. Advertencia, ligeros spoilers: sus matones de confianza fallan en dos ocasiones consecutivas, de maneras muy absurdas, dando como resultado que no veamos en Roman alguien que al menos por inteligencia, merezca ganar como Michael Corleone.
Pero aun es ver el resultado del enfrentamiento de Marla y Roman, repitiéndose casi de inmediato, con ambos teniendo consecuencias nefastas, en pos de un giro de tuerca que termina sintiéndose falso, que más que sorprender al espectador, busca justificar la velada crítica al capitalismo que intenta plantear el director durante toda la cinta.
Sin embargo, a pesar de todos los problemas de I Care a Lot —titulo original de la película y que funciona mejor ante el doble significado de care, “me importa y me encargo”— vale la pena verse por el gran nivel de actuación de todos los involucrados, desde los fríos y desalmados Pike y Dinklage, pasando por la desvalida aunque firme Wiest, hasta González, quien deja de lado la imagen sexy y actitud extrovertida, para mostrar una más contenida, coherente con su personaje.
Quizás el mayor logro de la cinta es volver más visible algunos de los peligros a los que nos podemos enfrentar al llegar a la tercera edad, y como existen personas dispuestas a tomar ventaja de ese tipo de situaciones, y como si la vida también tuviera cierto humor negro, es interesante que la película se estrene en el momento en que el tema de los tutores legales este de moda, ante el caso de Britney Spears.