La química y amistad entre las dos actrices favorece una dinámica bastante divertida en donde ambas no sólo cantan y se divierten como dos adolescentes en un antro, sino que también realizan un par de juegos de imitando a Sean Bean en su papel de Ned Stark y otras boberías. Al final del episodio, que dura cerca de 16 minutos, las chicas sorprenden a unos fans de Game of Thrones que se encontraban asistiendo a una exhibición de la dicha serie, organizada por HBO.
Lo malo es que no puede decirse lo mismo de los demás episodios, los cuales son sumamente irregulares, algunas partes divertidas, otras un poco grises. Y es que de pronto, la dinámica que se establece entre los pasajeros del automovil y quien maneja, sólo tiene sentido para los participantes como en el episodio de Will Smith y James Corden (el primero), en donde el humor se vuelve un poco local; también ocurrió en el episodio de Alicia Keys y John Legend, que a pesar de que cantan muy bien, sí parecían dos amigos un poco aburridos que iban platicando y cantando de manera cotidiana.
El hecho de que no haya un conductor fijo (que solía ser Corden, en la versión original de su programa), dificulta las cosas, pues no todos los invitados poseen la misma chispa. De los peores, el de Metallica con el comediante Billy Eichner, en donde la química fue inexistente.
Uno que no estuvo nada mal, fue el de Ariana Grande y Seth MacFarlane, quienes se la pasaron cantando sus canciones favoritas de teatro musical. En lo personal, tiene poco interés porque ese género no me gusta tanto, pero los amantes de estos shows seguro lo disfrutarán mucho. Además, hubo buena química entre los artistas.
Los últimos episodios (Turner-Williams y Grande-MacFarlane) han sido los más consistentes, quizá pueda esperarse que los siguientes mantengan esta calidad.