En la tercera temporada de La casa de las flores, la historia de la familia de la Mora llega a su fin, luego de una segunda temporada desastrosa.
Con todo y los atropellos argumentales de la segunda temporada, la serie, escrita y dirigida por Manolo Caro y protagonizada por Cecilia Suarez, Aislinn Derbez y Dario Yazbek aún tuvo oportunidad de presentar una tercera temporada que regresó con fuerza pero sin lograr derrocar a la primera temporada en la que vimos a la primera actriz, Verónica Castro.
Esta última entrega presenta la vida de Virginia de la Mora y sus amigos Ernesto, Patricio, Salomón, Agustín y Carmela, hace 40 años, cuando eran jóvenes y llevaban sus vidas al límite. Por medio de flashbacks podemos entender el comportamiento de Virginia en la primera temporada, acertando y dándole un giro a todo lo que creíamos saber acerca de la familia De la Mora, además, nos revela secretos que influyen en las decisiones de los personajes en el presente.
Sin embargo, el pasado de Virginia ensombrece muchas de las narrativas del presente, dejando, en varias ocasiones, partes de la historia que se sienten forzadas o que quedan a medias. Tal es el caso del arco dramático de Micaela, la niña huérfana que, desde la segunda temporada pasa sin pena ni gloria. Por otro lado, existen incongruencias como lo que ocurre con el personaje de Paulina de la Mora, que es liberada de prisión en cuestión de minutos sin que quede del todo claro cómo lo logra.
A pesar de la falta de fuerza en los nudos argumentales durante la primera mitad de la temporada, la serie toma ritmo hacia el final, revelando la identidad del verdadero padre de Paulina y el destino que sufrió su abuelo, así como también la venganza de Purificación.
En esta temporada queda marcado un poderoso mensaje: “no por ser de tu familia, debes querer a alguien”, cuestión que se revela tanto en la narrativa de Diego, como en la de Victoria, la abuela de los De la Mora.
A lo largo de las tres temporadas, la producción se ha mantenido impecable. A través de primeros planos, encuadres y panorámicas podemos visualizar un trabajo cuidado por parte de los equipos de producción y post producción.
El último acierto de La casa de las flores es el final, que termina por cerrar los ciclos de las parejas principales y logra conectar los hechos del pasado con los del presente otorgándole a la trama un trasfondo argumental más sólido.
Si bien esta tercera temporada logra remediar algunos errores de su predecesora, no logra superar a la primera entrega. La ausencia de Verónica Castro y la constante falta de ritmo en el argumento, la vuelven absurda y predecible. Sin embargo, conocer un poco más del pasado y los secretos de la familia De la Mora es el punto fuerte de esta temporada.