Esta reseña contiene spoilers.
Empezaré con un lugar común: El episodio final de la tercera temporada de Dark cerró con broche de oro el trabajo de toda la serie. Emocionante, reflexivo, trágico… sanador.
Claro, hay algunos detalles que quedan al aire o preguntas que nos hubiera gustado que los creadores nos respondieran a través de la historia, pero todo es pecata minuta. ¿Es muy pronto para decir que Dark es una de las mejores series de lo que va del siglo? No lo creo.
Como lo habíamos comentado en la reseña anterior, Claudia tiene todas las respuestas, así que decide ir con el Adam del futuro —su última, última versión—, y contarle todo. Este Adam acaba de deshacerse (asesinar) a una Martha alternativa del mundo paralelo, una Martha embarazada de Jonas. Y es que Adam pensaba que si acababa con ella y su nonato todo se acabaría.
Para Adam lo anterior traería oscuridad y muerte a todos los personajes: el paraíso, pues es en este estado en que uno está finalmente liberado.
Claudia y Adam llega a un nuevo entendimiento, una nueva comunicación. Adam entiende que se ha equivocado y decide ir a contarle a Jonas. ¿A cuál Jonas? Al que llora la muerte de su amada Martha instantes antes del Apocalipsis, a ese que no fue recogido por la Martha del universo paralelo.
Y entonces Adam revela a Jonas lo que Claudia le dijo: Que hay un tercer mundo, el mundo original del cual surgió el universo de Adam y el de Martha; un universo que involucra a Tanhaus, quien en franca tristeza por la pérdida de su hijo, su nuera y su nieto, crea una máquina del tiempo cuyo funcionamiento bifurca su mundo. Y ese es el nudo.
Así pues, Jonas deberá ir por Martha para que juntos viajen al pasado y eviten la muerte del hijo de Tanhaus y su familia.
Y entonces, la oscuridad que cubrió el corazón de Tanhaus y provocó la bifurcación de su mundo se desvanecerá para dar paso a la luz y a las segundas oportunidades, lo cual resulta una constante en toda la serie que se puede resumir en un: ¿qué pasaría si yo hubiera?
Ese “yo hubiera” sirve para ensayar una serie de respuesas existenciales que terminan somentiéndose a la voluntad del ego quien, a pesar de pensar en el hubiera, decide no cambiar nada del pasado pues eso alteraría a la persona en la que se ha convertido, cerrando así la posibilidad de cambio: Eva y Adam están atrapados en este juego de egos, en donde ambos dicen querer arreglar las cosas pero no quieren dejar de ser quienes son.
Y es la imposibilidad de cambio que imponen estos personajes que los mantiene atrapados en la misma dinámica, una y otra vez. No es hasta que un tercero (Claudia) llega a decirles que no todo tiene que ver con ellos, que son capaces de soltar y abrazar el cambio.
En la escena final, vemos a Hannah, Regina, Katharina, Petter, Torben y Bernardette Woller (la chica trans de la primera temporada) en una cena.
En medio de la reunión llega un apagón y Hannah tiene una especie de dejá vú: soñó que de pronto todo se oscurecía, que el mundo se había terminado. Y en medio de esa oscuridad sintió alivio pues no había ni deseo, ni dolor, ni preocupación alguna; un discurso similar al que Adam manejaba.
Cuando la luz regresa los comensales sienten alivio pues la historia de Hannah sonaba un poco perturbadora. “Quizá sean las hormonas”, dice Hannah quien se toca su panza de embarazada. Torben la besa y le preguntan cómo se llamará el bebé, y ella responde: “Jonas”.
Cabe mencionar que el nombre del primer capítulo de esta temporada es “Dejá vú”, así que este final cumple con un mantra de la serie: el final es el principio y el principio es el final.
¿Qué implicaciones tiene esta “última cena”? ¿Que la Hannah del mundo original tuvo contacto, de alguna manera, con alguno de los universos paralelos? ¿Qué el apocalipsis aún sucederá? ¿Que Jonas estaba destinado a nacer? ¿Que el apagón nos indica que el agujero de gusano se abrió? ¿Martha también estará presente para vivir una historia de amor con Jonas?
Con un final abierto y para no perder la constumbre en esta serie, existen múltiples posiblidades, pero al menos estamos en un nuevo ciclo.