“…todos en el pueblo están conectados con el Loop de una u otra forma. Y tú llegarás a conocer sus historias… a su tiempo”
Con esta frase nos recibe Russ Willard (Jonathan Pryce) al comienzo de Tales from the Loop, la nueva serie de ciencia ficción de Amazon Prime Video creada por Nathaniel Halpern (Legion) e inspirada en el libro homónimo del artista sueco Simon Stålenhag.
La serie retrata cómo la vida del pueblo ficticio de Mercer se ha visto afectada desde que Willard, deseando explorar los misterios del universo, fundó el Centro Mercer de Física Experimental bajo tierra en los años 50, llamado Loop por los habitantes del pueblo.
Aquello de “una empresa secreta que afecta a un pueblo” puede sonar familiar: Stranger Things (Matty Ross Duffer, 2016), y más si tomamos en cuenta que los protagonistas son niños y adolescentes en lo que parece ser el final de la década de los 80, pero la producción de Prime Video no busca explotar la nostalgia de la década ochentera para conectar con la audiencia, a diferencia de la serie de los hermanos Duffer.
De hecho, si se quiere comparar Tales from the Loop con una serie de Netflix, lo mejor sería hacerlo con Dark, serie que, además de compartir los elementos antes mencionados, también maneja un ritmo lento que sirve para desarrollar a los personajes y se asemeja en algunos otros detalles que no mencionaré para evitar spoilers.
Pero lo que hace que Tales from the Loop sobresalga son su estética y estructura narrativa. Aunque los muebles y aparatos electrónicos nos remiten a los años 80’s, estos aparecen junto a robots y artefactos voladores, otorgándole a la serie un estilo “retrofuturista”.
En cuanto a la estructura dramática, cada capítulo plantea una pregunta: ¿Repetiremos siempre los errores de nuestros padres? ¿Cuánto dura un instante? ¿Podemos reconocer el amor? ¿Es bueno tener armas en casa? … aunque podría parecer antológica, los sucesos de cada episodio tienen repercusiones en los siguientes, así que es recomendable verla en orden cronológico.
La serie está bien equilibrada gracias a que todos los guiones están escritos por Halpern, pero cada episodio lo dirige alguien distinto, lo que le brinda a cada uno de los ocho capítulos una voz particular. Destacan entre los directores Andrew Stanton (Wall-E, 2008) y Jodie Foster (Black Mirror, 2017).
A pesar de todos sus aciertos, la serie no es perfecta. Por momentos el ritmo es demasiado lento, además de que abusa del tono depresivo y hay preguntas que no obtienen respuesta, aunque esto último sea intencional, puede resultar un poco frustrante para el espectador casual. Sin embargo, la serie merece ser vista, pues nos muestra que no siempre es bueno obtener lo que deseamos y, aunque suene contradictorio, el final nos deja con un agradable sentimiento de esperanza, lo cual en estos momentos es más reconfortante que nunca.