El documental Mucho, mucho amor: La leyenda de Walter Mercado es una visión refrescante y reveladora sobre la figura del famoso astrólogo. Lo será para sus detractores pero también para las personas que lo amaban. Al final, será difícil no querer al astrólogo.
Cristina Costantiniy Kareem Tabsch nos entregan un hermoso homenaje a uno de los personajes mediáticos más famosos del siglo XX en América. Y cuando digo “americano” me refiero a todo el continente: De norte a sur, la comunidad hispana y brasileña vivía dia a dia con las predicciones de Walter, nos gustara o no.
Mucho, mucho amor narra el nacimiento, expansión, ocaso de la leyenda a causa de una traición, y su renacimiento hacia el final de su vida, y todo esto dividido en capítulos inspirados en las cartas del Tarot.
Walter nació en la ciudad de Ponce, Puerto Rico en 1932. Desde pequeño conoció las mieles de la fama luego de realizar una especie de milagro: El niño Walter vio a un pájaro muerto, lo recogió, compartió su aliento y comenzó a rezar… y acto seguido el ave “revivió”.
Una vecina presenció el milagro y lo comentó con toda la comunidad, por lo que Walter se convirtió en una especie de niño milagroso que la gente iba a visitar para que le compartiera su gracia divina.
Walter aprendió canto, danza y actuación. En su página de Wikipedia, no en el documental, se dice que tiene estudios universitarios en psicología, pedagogía y farmacia. Mercado participó en diversas obras de teatro y en telenovelas antes de que, por casualidad, comenzará con su sección de horóscopos en la televisión de su país.
Se dice que fue en 1969 cuando comenzó su carrera de astrólogo mediático: Walter fue a un programa de televisión para promocionar una obra de teatro, y resulta que le pidieron que hiciera los horóscopos ya que habían advertido que Walter gustaba de leer la mano y preguntar qué signo era cada persona con quien se encontraba.
Walter aceptó y comenzó a improvisar en medio de un discruso lleno de teatralidad. El segmento tuvo tanto éxito que fue invitado a hacerlo de manera regular. Y ahí nació la leyenda mediática.
A lo largo de 30 años Walter, de la mano de su mánager Bill Bakula, fue conquistando cada rincón del continente: programas de radio, televisión y líneas telefónicas de ayuda psíquica. Una marca millonaria de la cual Walter no ganaría lo merecido… y es que sufriría una enorme traición.
Resulta que su mánager le dio a firmar un contrato donde Walter cedía los derechos de sus horóscopos, su imagen y su nombre para siempre. Walter había dado el contraro a un abogado de confianza para que lo revisara, sólo que éste le dijo que todo estaba bien y no advirtió a Walter del peligro.
Confiado debido al consejo de su abogado y por el hecho de que pensaba que Bakula era el ángel que Dios le había mandado, firma sin chistar. Así pues, para el 2006, Walter se retira de los medios para entrar una disputa legal, y por lo pronto, no puede usar nombre.
La batalla desgasta a Walter quien poco después sufre un infarto que casi le cuesta la vida. Al parecer, para cuando Walter se ha recupardo de todo, sus mejores años han pasado. Aunque Walter proyectaba vitalidad de principio a fin.
El documental tiene testimonios de sus familiares más cercanos, de su asistente personal, de productores que lo conocieron y del mismo Bakula (el villano), quien dice no tener remordimiento de nada en cuanto a su relación laboral con Walter.
El actor y compositor Lin Manuel Miranda aparece en el documental pues es gran admirador del astrólogo. Ambos tendrán un emotivo encuentro.
Aparece también Eugenio Derbez hablando de su personaje parodia Julio Esteban con un discurso que parece insinuar que era un homenaje a Walter, pero para la parte final del documental, el material de Derbez queda innevitablemente ligado a las reacciones y sketches burlones homófobos de la figura de Walter. Es poco probable que alguien que haya visto el documental crea en el discurso de Derbez. Pareciera como si los documentalistas le hubieran tendido una especie de trampa.
Mucho, mucho amor termina con el regreso de Walter a la vida pública gracias a la inauguración de su museo en Miami (2019).
Es muy difícil no terminar creyendo en Walter. Si no como astrólogo, al menos como una persona que creía en lo que hacía; una persona que quería tocar los corazones de la gente e incitarlos a que creyeran en ellos, y todo a través de las herramientas histriónicas y conocimientos astrológicos que poseía.
Al parecer, millones creían en Walter, ya fuera por sus horóscopos, por sus palabras o porque esa imagen andrógina que proyectaba —y que contrasta con la figura del macho heterosexual—, ayudó a que muchos que no encajaban en ese modelo de hombre, aceptaran que estaba bien ser diferente.
El documental no muestra nada negativo de Walter salvo su excesiva confianza en la gente, y quizá un poco obstinado en su día a día. Fuera de eso, el astrólogo parece ser una persona a la que te gustaria acudir para contarle tus problemas, ya que se proyecta como un devoto practicante espiritual. Y la verdad, no hay razón para no creerle.
El documental Mucho, mucho amor: La leyenda de Walter Mercado permitirá que mucha gente redescubra una parte importante del hombre detrás de la figura mediática; la parte que lo llevó a conectar con millones de personas: su necesidad de darle esperanza a la gente y de hacernos creer en nosotros mismos.