por Leonardo Ponce
[av_dropcap1]A[/av_dropcap1] dos semanas del estreno de su bioserie en Netflix y en medio de un mar de controversia debido a un turbulento regreso a los escenarios tenemos el nombre de Luis Miguel en la punta de la lengua. Después de más de treinta años de carrera, de haberse convertido en meme y de haber sido (involuntariamente) el creador del término tan usado “Mirrey”, Luis Miguel se sostiene como uno de los mayores ídolos de la historia en México.
El debate sobre si el talento se hace o se trae de nacimiento ha sido tema de discusión de muchas borracheras pero el caso de Luis Miguel definitivamente inclina la balanza hacia el lado del talento innato. Desde su presentación en el canal 44 de la televisión de Ciudad Juárez , Chihuahua, donde podemos ver a un joven Luis Miguel, a quienes sus familiares conocían como “Mickey”, entregarse y darlo todo frente a la cámara se podía ver que el chico estaba destinado a estar en un escenario. De la mano de su padrino, Andrés García, esta presentación no pudo haber sido un mejor augurio para su descomunal carrera artística. Una carrera francamente llena de gloria pero también de un par de tropiezos. Pero, ¿cómo no va a cometer errores alguien que se encuentra bajo el reflector 24 horas al día? Después de todo, estamos hablando de un hombre que durante su pico de popularidad era llamado a la cara “El Sol de México”… sin presión.
Hay artistas que son odiados debido a su forma de cantar o el tipo de música que tocan, pero en el caso de Luis Miguel esto no sucede. Si naciste en México y eres como la mayoría de la gente, amas a Luis Miguel y, si perteneces al sector restante de la población, no te gusta no por él, sino por lo que representa, el símbolo máximo del “mirrey”, es decir un tipo de mexicano que asociamos con dinero, extravagancia y frivolidad. Pero nadie puede decir una cosa: que Luis Miguel no es una de las voces más privilegiadas de la música de nuestro país.
El llamado Sol era (o es) un showman fuera de serie. Con una presencia que devoraba el escenario (sobra decir que era muy guapo) y una voz que muchos cantantes matarían por tener. No sólo es capaz de ir de un registro grave muy potente, sino que también tiene un falsete perfecto. Lo cual trae otra de las grandes virtudes del intérprete, que es la versatilidad de sus canciones. Desde sus temas más funkies (los famosos covers de Tower of Power) hasta el mariachi y folclor mexicano, pasando por sus boleros y baladas.
La serie de Netflix presenta una gran oportunidad para cerrar el ciclo de una de las carreras más explosivas que hemos visto en nuestro país. Esperemos sea un trabajo de calidad que nos ayude a entrar en este mundo seguramente fascinante del cantante.
Si por alguna razón estás leyendo esto y no has visto cantar a Luis Miguel, date un clavado por estos videos y deja que la voz del intérprete hable por sí misma.
1 comment
De acuerdo Leo! el último gran artista que queda en México.