Historia de un crimen: La búsqueda es una serie desafortunada que pretende ser una sátira política pero que termina siendo una mala comedia y, además, de muy mal gusto.
De entrada, la decisión de hacer una comedia sobre el caso trágico de una niña de cuatro años que murió en medio de circunstancias misteriosas no parece ser algo muy atinado: desde la primera situación cómica con la que nos topamos, sentimos como si nos dieran una patada en el estómago.
Historia de un crimen: La búsqueda gira en torno al caso que sacudió al país en 2010 en el que una niña de cuatro años con discapacidad, llamada Paulette, fue reportada como desaparecida de una colonia adinerada de la Ciudad de México para ser encontrada días más tarde entre el colchón y los pies de la cama, envuelta en una sábana. Según las investigaciones periciales, la niña nunca salió de su casa sino que murió por asfixia porque se quedó atrapada y nadie se dio cuenta.
Por su puesto, nadie creyó la historia.
Los personajes principales son Lizette Farah (Verónica Bravo), madre de Paulette; Mauricio Gebara (Daniel Haddad), el padre de la niña; el Procurador del justicia del Estado de México, Bazbaz (Dario Yazbek); el subprocurados Castillo (Adrián Ladrón); Amanda Rosas (Diana Bovio), la mejor amiga de Lizette, y una periodista aguerrida que intenta hacerse de un lugar dentro del mundo del periodismo llamada Carolina (Regina Blandón).
Sin embargo, son cuatro líneas narrativas en las que descansa la historia: el drama de Bazbaz, interpretado como un personaje torpe de una comedia de Austin Powers, quien genuinamente desea llegar a la verdad; en Castillo con su cara de palo, actitud de mosca muerta y sus secretas intenciones de ascender en el escalafón del poder; en Amanda Rosas —que constituye la parte telenovelesca de la historia—, una actriz mediocre que queda atrapada en medio del escándalo y elige sacar provecho del mismo, y de Carolina —personaje inspirado en la ahora senadora Lilly Téllez—, a quien nadie toma en serio como reportera por haberse formado como periodista de espectáculos, pero que desea demostrar a toda costa que puede hacer bien su trabajo.
Los Gebara Farah son personajes secundarios, aunque se da a entender que son ellos los que mueven todas las piezas del sistema, o bueno, más bien la familia de Mauricio que está conectada con el poder. Y todo parece indicar que el resultado de la investigación es para encubrir las responsabilidades del matrimonio en el deceso de su hija.
En seis capítulos, la serie recrea el absurdo de los hechos que se sucitaron a raíz de la muerte de Paullette: un completo sin sentido de declaraciones, encubrimientos y egos que buscaban sacar provecho de la situación, ya sea un espacio en los reflectores mediáticos o bien un impuslo en su carrera política.
Al parecer, poco importaba el esclarecimiento del crimen; lo que todos querían era resolver el asunto lo más rápido posible.
Historia de un crimen: La búsqueda no agrega nada de información a lo que se dio a conocer en los medios en su momento, tampoco tiene una teoría de posibles culpables. Lo anterior no tiene nada de malo ya que no estamos hablando de un documental pero como ficción tampoco aporta nada. Y como comedia, menos.
Los actores están mal dirigidos, cada quien en diversos tonos, por ejemplo, la Blandón y Bovio más en melodrama, Castillo en algo sumamente ambiguo, Bazbaz en farsa.
A lo anterior habrá que sumar diálogos y situaciones absurdas que no sirven como ganchos de drama policial; chistes mal colocados que parecen el delirio de un guionista en la serie equivocada, y elementos telenovelescos que parecen haber sido colocados para alargar la historia seis capítulos cuando pudo haberse contado en cuatro.
La decisión de los realizadores de hacer una comedia de esta tragedia pareciera responder más a una falta de creatividad para contar una historia impactante, más que a realizar una historia de denuncia.
Historia de un crimen: La búsqueda es de lo peor que hay en Netflix.