La serie Ana de Amazon Prime Video pareciera ser el manifiesto de vida de Ana de la Reguera, quien rompe las formas convencionales para una estrella de la televisión mexicana al dejar de lado el qué dirán y entregarnos una comedia sin tapujos, con mucho sarcasmo y humor negro en donde se habla del rol de la mujer, del show business, de las buenas costumbres, de la exploración sexual, de las drogas y del rumbo existencial de la vida de Ana De La Reguera.
No es que Ana no haya interpretado papeles poco convencionales anteriormente, lo que ocurre es que esta serie fue creada por la misma protagonista y tiene una gran carga autobiográfica en donde la actriz se burla de sí misma.
Ana gira en torno a una actriz mexicana, oriunda de Veracruz, llamada Ana Regadera que vive entre México y Los Ángeles desde hace 10 años ya que no desea continuar como estrella de telenovelas, así que reside parte del tiempo en Estados Unidos con la esperanza de encontrar un papel del otro lado.
La frustración de Ana crece cuando, en un casting en L.A., se encuentra con una joven y famosa youtuber, pero sin experiencia como actriz, quien va a audicionar para el mismo papel que ella. La influencer reconoce a Ana pues la veía en la tele cuando era pequeña, comentario que a la protagonista le cae como un balde agua fría.
Para colmo, su representante en México (Lalo España) le tiene amarrado un contrato para participar en un comercial de un yogurt para mejorar la digestión, el cual ella se niega a hacer pero tiene una fuerte necesidad económica. A los 40, las cosas se ponen más complicadas.
Además de los problemas laborales a los que se enfrenta, Ana debe lidiar con su amorosa y castrante madre, La Nena (Tina Romero), antigua reina de belleza veracruzana que ahora está enfocada en su carrera como influencer de imagen.
La Nena está tan presente en la vida de Ana que de pronto brota del inconsiente de la protagonista como si fuera un fantasma para decirle cómo debe comportarse, ya sea porque masca chicle y eso se ve mal o porque está mostrando su inteligencia en la primera cita.
Ana debe luchar con ese deber ser que le han inculcado desde pequeña: debe ser exitosa, bella y encontrar una buena pareja para poder casarse pero, ojo, en hombres hay tres posibilidades: los que tienen Chic, que te llevan de viaje, a exposiciones, a museos, al teatro, tienen mundo, vaya; los que tienen Check, o sea, que dan estabilidad financiera, y los que te dan el Chock (¡shock!). Algunos hombre tienen dos pero no más. No hay hombre perfecto.
Ana sale con el ejecutivo de una televisora que tiene Check pero no la hace muy feliz, así que sigue en la búsqueda. Pero su hermana (Ali Gardoki, también su hermana en la vida real), le dice que explore otras posibilidades. Así pues, Ana conoce a su Chock encarnado en una mujer (Paulina Dávila) con quien vivirá un iluminadora búsqueda sexual. Posteriormente, encontrará también a su Chic (Tom Parker), un sujeto de mundo que resulta ser encantador.
Hay por ahí otro personaje que tiene una gran química con Ana: Un conductor de Uber (Carlos Miranda) que tiene sueños de convertirse en músico; se mueve en el mundo urbano poco convencional de Los Ángeles y su actitud ante la vida es mucho más parecida a la de Ana.
La serie de Amazon Prime Video no es una comedia convencional hecha en México, si bien por momentos es un poco soez y presenta una fuerte carga sexual, nunca cae en lo vulgar, y el personaje se las arregla para ser siempre adorable. Cuesta un poco entender hacia a dónde va.
Además, la serie de pronto presenta unos intercortes hechos con un collage de imágenes referenciales que complementan, con humor, lo que el personaje está sintiendo. Por ejemplo, cuando Ana pierde la oportunidad de interpretar un buen papel para su carrera podemos ver imágenes que van desde un tiro a gol que casi entra a la portería hasta un payaso que se entristece porque en vez de hacer reír a una persona con la que acaba de toparse, ésta se asusta.
Por otro lado, hay momentos en los que Ana se traslada a otro mundo, así de la nada: a un video clip musical donde ella funge como una estrella pop de reggaeton (guiño a Bollywood). Es como si fuera su lugar de paz mental.
Ana está a medio camino entre lo convencional y lo alternativo, entre el éxito y el conformismo, entre ser la reina de belleza que le dijeron que debía ser o ser ella misma, lo que quiera que esto signifique. Y, aunque hay mucho humor de por medio, hay momentos muy emotivos donde vemos que nuestra protagonista no es de piedra.
Por otro lado, podríamos reprocharle que existan algunas escenas que parecen insertadas de manera gratuita para impactar al espectador, y que no tenga la profundidad psicológica de una comedia como Fleabag, con la cual podríamos trazar algunas similitudes.
Sin embargo, la serie se siente honesta y se percibe la libertad creativa que le dieron a los guionistas y, sobre todo, la que se dio la misma Ana de la Reguera. La serie es, al fin, un producto mexicano distinto, a la altura de muchas buenas comedias del mercado estadounidense.