La familia Abbott ha perdido su hogar y lo mas importante, a su patriarca Lee (John Krasinski). Ante esta situación, Evelyn (Emily Blunt) toma a sus hijos y las provisiones que pueden para buscar un nuevo refugio, aunque eso signifique viajar por zonas que no pudieron acondicionar para caminar de la manera más silenciosa posible.
Así comienza la nueva cinta del también director y guionista John Krasinski… o casi. En realidad, y de manera brillante, la primera escena de la película es un falso plano secuencia en el que nos muestran el tranquilo y familiar día en que los aliens —también llamados Death Angels— llegaron a la tierra e iniciaron la destrucción del apacible pueblo de los Abbott.
Con este inicio, además de mostrarnos guiños a la cinta anterior, el director nos presenta nuevos personajes, nos hace recordar el porqué es dolorosa la partida de Lee, y lo más importante, nos adentra de manera rápida y natural en el ambiente de tensión que perdurara por toda la película, lo cual nos deja en sintonía con los protagonistas.
Si bien la trama es bastante sencilla, la familia va del punto A al B, enfrentando los peligros que se les presentan, hay dos elementos claves por los cuales la película ha tenido tan buena respuesta de la audiencia y la crítica, las actuaciones y todo lo que hemos vivido durante el último año.
En las actuaciones destaca Millicent Simmonds, quien interpreta a Regan, la hija mayor de los Abbott. Al intentar llenar el hueco dejado por su padre, y en parte sentirse culpable por su destino, asume riesgos y responsabilidades con los cuales está segura de que podrá ayudar a su familia y a todos los sobrevivientes. De hecho, es ella la verdadera protagonista de la película, y sorprendentemente lleva el peso de esta por varios momentos sin ningún problema.
Al elenco que conocimos en la primera parte, se une Cillian Murphy, un veterano en películas de futuros postapocalípticos, quien interpreta a Emmett, un viejo amigo de la familia, quien se ha vuelto solitario y no se sabe si se puede confiar en él. La tensa relación que establece con Simmonds es de lo mejor de la cinta.
Si bien todo lo anterior era suficiente para que esta segunda parte fuera un éxito, la película se ha visto potencializada, gracias a su estreno después de verse retrasado poco más de un año por la pandemia.
Sin proponérselo, la película al ser vista en esta época ha funcionado como una catarsis para la audiencia, tal y como lo fue la versión original de Twilight Zone. El ver personas encerradas durante meses que deben salir de sus casas con máximas precauciones, algunos con pañoletas como cubrebocas, y sufriendo por conseguir tanques de oxígeno, resuena en todos nosotros, pero no nos genera un sentimiento de fastidio o rechazo, ya que los Abbott, se enfrentan a extraterrestres, no a una emergencia sanitaria.
Gracias a esta suma de factores, la apuesta de Paramount de realizar un estreno solo en cine ha redituado bastante, pues la película ha roto los récords de otros estrenos recientes como Godzilla vs Kong (2021).
Si bien aun no es completamente seguro salir, esta película es uno de esos eventos que valen la pena vivirse en un cine, tomando todas las precauciones necesarias, siguiendo el ejemplo de los Abbott.