Alexia (Agathe Rousselle) es una bailarina exótica de cierto renombre. De niña sufrió un accidente automovilístico que provoco que le pusieran una placa de titanio en el lado derecho de la cabeza. Otra secuela del accidente es una extraña obsesión con los autos, pues cree que gracias al suyo sobrevivió. Así comienza la nueva película de Julia Ducournau con la cual gano la Palma de Oro en la reciente edición del festival de Cannes.
Conforme vamos conociendo a la protagonista, la directora nos muestra de manera sutil, que su figura paterna es ausente, lo cual aunado al golpe en la cabeza, nos va dando la idea de porque crece como una sociópata, incapaz de conectar con otras personas, y explica su forma de actuar ante las amenazas y muestras de cariño.
Sin embargo, Ducournau no quiere contarnos una película de asesinos seriales. En realidad, nos cuenta una historia de amor, autoaceptación y fluidez de género. Pero al igual que en su anterior trabajo Raw (2016), nos presenta una cinta que busca incomodar a su espectador con escenas crudas y grotescas, y aunque parecieran buscar puro shock- que si es parte de su función- la directora las usa para acentuar sus críticas a temas como el machismo y el acoso.
La película cambia de ritmo cuando conocemos al jefe de bomberos Vincent (Vincent Lindon) quien hace diez años perdió a su hijo y a la fecha no se conoce su paradero. El vacío emocional de su perdida rompió su matrimonio, y hace que transfiera su amor paternal a un joven de su escuadrón.
Curiosamente el actor y su personaje se parecen a Christopher Meloni y su famoso personaje, el Detective Elliot Stabler de la franquicia Law & Order. De hecho, el arco de Vincent parece episodio de la serie policiaca, pues en una breve escena, se insinúa que él conoce el paradero de su hijo.
Y esa no es la única influencia que se puede ver en la obra de Ducournau, pues también resaltan elementos de Christine (Carpenter, 1983), Boys Don´t Cry (Peirce, 1999), y dos cintas de David Cronenberg, Crash (1996) y The Fly (1986).
Con la primera comparte la relación sui géneris con los autos, aunque esto solo es importante al inicio de Titane, en cambio con la segunda es más palpable su influencia por todos los elementos del body horror, incluso sus finales tienen cierto parecido.
A pesar de las buenas actuaciones, más tomando en cuenta que es la primera película de Agathe Rousselle, es importante mencionar que Titane no es una cinta fácil y que no es para todo el público.
Habrá espectadores que no tolerarán la violencia inicial, o que no podrán aguantar el tono de farsa que por momentos usa, la falta de explicaciones a ciertas partes del guion, o simplemente la odiaran por lo pretenciosa que es.
Sin embargo, si eres fan del cine en general, es una película que vale la pena verse, ya que te mostrará cosas que casi nunca se ve en una película de Hollywood, la cual se quedará en tu cabeza por días, al ritmo de “She’s Not There” de The Zombies y en especial, hará que, de ahora en adelante, escuches muy diferente a “La Macarena”.
4 comments
Muy buena la reseña carnalito
Me dan más ganas de verla
Ya había escuchado que era muy buena cinta
Este fin la veo cómo sea
Saludos ??
Gracias, me cuentas cuando la veas.
Excelente reseña Daniel
Gracias por leer