por Jerónimo Arellano Zandi
[av_dropcap1]S[/av_dropcap1]onora (México, 2018) es una película mexicana dirigida por Alejandro Springall que retrata cómo las políticas racistas y perversas del gobierno del Maximato obligan a los protagonista a realizar una odisea para cruzar el desierto de Sonora hacia Mexicali.
La película se enfoca en cómo una mezcla de acontecimientos históricos impactan la vida de los habitantes del norte de México. Por un lado, la gran depresión en los Estados Unidos obliga al país del norte a deportar a varios mexicanos. Mientras que en México, el gobierno inicia una política de deportación y humillación dirigida a migrantes asiáticos, especialmente a los chinos, por ser mayoría.
Alma (Giovanna Zacarías) toma el mando de un coche que transporta pasajeros a Mexicali después de que a su marido le tienen que remover el apéndice y ya no puede conducir.
Ella es la única que puede manejar pero no conoce la ruta. Por azares del destino, contrata los servicios de Emeterio (Joaquín Cosio), un alcohólico indígena que fue un gran mecánico en su juventud pero sobre todo, conoce el desierto y ha guiado a muchos viajeros. Además, es un gran rastreador.
El viaje comienza con un grupo ecléctico de pasajeros, desde una mujer sin familia hasta un ex comandante del ejercito villista.
La odisea se complica cuando se detienen a recoger a Lee Wong (Jason Tobin) y a su familia, quienes también van hacia Mexicali para huir de la persecución que se ha desatado en Sonora en contra de las personas de origen chino.
Hay dos grandes antagonistas en la película, uno es el prejuicio del ser humano que causa conflicto entre varios de las pasajeros y el otro es el desolador desierto. El agua y la gasolina se volverán un problema de vida o muerte, y contra la naturaleza es difícil salir vencedor.
La destacable fotografía de Serguei Saldívar Tanaka muestra lo más bello y aterrador del paisaje desértico y el vestuario, a cargo de Gabriela Fernández, detalla muy bien las vestimentas de la época y nos sumerge en sus detalles.
Sin embargo, la película tiene dos grandes debilidades.
Por un lado, el guion no profundiza en la tensión entre los personajes y casi todo se queda en la superficie para, después de un rato, volverse monótono. Por ejemplo, hay un contrabandista gringo que se refiere a su socio como “frijolero” y lo hace tan seguido que se siente caricaturesco.
La otra debilidad es el montaje. Es probable que el filme se hubiera beneficiado al durar un poco menos para mejorar el ritmo.
Las actuaciones son variadas, unas buenas y otras grises, pero sin duda las mejores son las de Joaquín Cosio y Jason Tobin.
Algo que hay que aplaudir es que toca un aspecto de la historia nacional que generalmente no vemos en la gran pantalla. La cacería en contra de asiáticos fue un periodo vergonzoso de nuestra historia sobre el cual es importante reflexionar.
Otro elemento a destacar es un monólogo de Emérito, el guía indígena, en el que le cuenta a su sobrino que de joven el mundo era muy distinto, que antes eran solo ellos pero luego llegaron los mexicanos y después los estadounidenses, destruyendo su milenaria forma de vivir y su relación con el desierto.