por Miguel Mora Vargas
[av_dropcap1]N[/av_dropcap1]i en sueños (Long Shot, EUA, 2019), escrita por Dan Sterling y Liz Hannah, es la reciente entrega del director Jonathan Levine, conocido por 50/50 ( EUA, 2011) y Viaje salvaje (EUA, 2017). Ahora, este joven realizador nos sorprende con un tema divertido que hace alusión al actual presidente de EUA y al primer ministro de Canadá.
El primero en aparecer es Fred Flarsky (Seth Rogen), un periodista arriesgado que trabaja en la prensa alternativa poniendo en peligro su existencia, con un carácter irreflexivo que lo lleva a renunciar. Al poco tiempo de su dimisión, se encuentra con su mejor amigo Lance (O’Shea Jackson Jr.) con el que se refugia para distraerse y olvidarse del desempleo.
Juntos asisten a una fiesta para recaudar fondos en donde Fred se reencuentra inesperadamente con el primer amor de su vida, Charlotte Field (Charlize Theron), su antigua niñera, quien resulta ser la actual secretaria de Estado de EUA.
Ese reencuentro casual deriva en una importante alianza para impulsar la carrera de Charlotte hacia la presidencia del país, una situación que se suscita a raíz de que el actual presidente Chambers (Bob Odenkirk) le confiesa a la joven secretaria de Estado que no piensa continuar en la política porque se quiere dedicar a consolidar su carrera como actor en la industria cinematográfica.
Este episodio tiene un doble filo, por un lado el actor que interpreta al presidente Chambers es el conocido personaje de la serie de televisión Better Call Saul, (EUA, 2015), Bob Odenkirk, quien es actor, comediante, guionista y director famoso en el mundo televisivo pero no ha logrado dar el salto a la pantalla grande en la vida real. Además, la película hace una clara alusión al actual presidente Trump, quien parece estar más preocupado por su “rating” que por mantener un buen gobierno.
En la trama, Fred es contratado por Charlotte para que le escriba sus discursos y le ayude a cambiar su imagen para subir las encuestas y así triunfar en las elecciones. Juntos emprenden una gira mundial para obtener el apoyo a una iniciativa ambiental, toda una estrategia para darse a conocer y dar inicio a la campaña electoral. Sin embargo, Fred es repudiado por el equipo de la secretaria de estado, especialmente por Maggie Milliken (June Diane Raphael), una asesora de imagen que hace todo lo posible por deshacerse del periodista impertinente. Aún así, la relación entre Charlotte y Fred prospera y se conectan más allá de lo profesional, llevando su encuentro a un terreno romántico impregnado de referencias a la cultura pop de Game of Thrones y música ochentera.
Resulta que la pareja tiene mucho en común, entre otras cosas, su pasado cuando eran niños, eso los hace cómplices y emprenden una lucha juntos para salvar al mundo de la destrucción y de algunos de sus terribles líderes.
Al mismo tiempo, el primer ministro de Canadá, James Stewart (Alexander Skarsgård), coincide en varios eventos con Charlotte, y no deja de intentar seducirla, sin embargo, ella prefiere a su escritor de cabecera. Este episodio del metraje forma parte de la sátira política que mantiene a flote el sentido del humor de toda la película.
Más adelante, el magnate Parker Wembley (Andy Serkis) intenta manipular y silenciar a la protagonista con el poder que tienen en los medios de comunicación para tergiversar la información y dañar la candidatura de la reluciente Secretaria de Estado, pero como es de esperarse, Charlotte se impone y sale adelante.
A pesar de que el desenlace de la película es bastante predecible, Ni en sueños, es ejemplo de cómo una fórmula clásica y probada sigue funcionando y sorprendiendo a la audiencia.
La realización de Levine y la fotografía a cargo de Yves Bélanger son parte de un compás armónico que nunca desentona y llevan a buen final esta comedia ligera y divertida. Si te gustan las comedias con tientes políticos que no profundizan, no te la pierdas.