La cinta Los santos de la mafia de Alan Taylor resultará una grata curiosidad para todos los fans de Los Soprano debido a diversos guiños a la serie, pero para un espectador habitual será una cinta bastante mediana e incluso irrelevante.
La precuela de Los Soprano gira en torno a Dickie Molstianti (Alessandro Nivola) padre de Christopher (Michael Imperioli), un prominente capo de la mafia de New Jersey quien llevaba una relación difícil con su padre (Ray Liotta).
Dickie era un sujeto carismático en control de su temperamento violento, claro, tómese con reserva dado el contexto del personaje; siempre dispuesto a hacer las cosas bien en todos los sentidos, era conocido con el mote de El caballero.
Su deseo por hacer lo correcto se vería truncado por la ira y violencia que lo aquejan y que se disparaban de manera abrupta bajo ciertas circunstancias. Cómo por ejemplo, cuando va a hablar con su padre para reprenderlo pues se entera que está tratando mal a su nueva esposa Giussepina (Michela De Rossi) al igual que había hecho con su madre.
Su padre lo manda a volar y de paso insulta a la madre de Dickie, lo que hace estallar a este último de tal manera que termina matando a su progenitor. Y como Dickie es todo un caballero pues se hace “cargo” de la viuda y se vuelve su amante.
La cinta nos presenta el día a día de este y otros mafiosos de los 60 en New Jersey como Johnny (Jon Bernthal) y Juñior Soprano (Corey Stoll), y a jóvenes promesas como Silvio Dante (John Magaro), Paulie Gaultieri (Billie Magnussen) y Pussy Bompensiero (Samson Moeakiola).
Por supuesto no podía faltar el joven Tony Soprano (Michael Gandolfini, hijo de James Gandolfini quien interpretó a Tony en la serie de TV) y su madre Livia (Vera Farmiga).
A la par, la cinta cuenta la historia de un asociado de Dickie, un negro llamado Harold (Leslie Odom Jeremías), quien gracias a los disturbios de Newark relacionados con los derechos civiles de los afroamericanos, comienza una búsqueda interior que lo lleva a decidir que ya no debe trabajar para el hombre blanco sino que él tendrá su propia familia criminal. Una historia que parece estar presente para cumplir con una cuota de diversidad.
En medio de todas estas narrativas, la historia de Dickie se diluye un poco, y si a esto agregamos que cuenta con un arco dramático mal trabajado, tenemos como resultado una cinta bastante floja.
Y es que nunca vemos una evolución del personaje, no hay un ascenso y caída de Dickie, no hay un antes y un después … él sigue siendo él mismo. Hasta el final —gracias al consejo que le da el hermano gemelo de su padre que está en prisión—, Dickie parece querer intentar algo diferente, pero no es suficiente.
Por otro lado, el destino del personaje parece un poco gratuito.
Los santos de la mafia acierta en cuanto a desempeño actoral se refiere, a pesar del guion, y en presentarnos diversos guiños a la serie de televisión, lo cual le da un sabor especial si uno es fan. Pero desgraciadamente ese es su fuerte; sin esos guiños la cinta sería totalmente olvidable.
Al final, a los fans nos quedará la sensación de que aún quedan muchas historias por contar.