Calificación: 3 de 5
[av_dropcap1]T[/av_dropcap1]engo sentimientos encontrados con respecto a la película El planeta de los simios: La guerra (War for the Planet of the Apes, EU-2017), por un lado me parece una buena cinta de entretenimiento, pero por otro, no me gusta su discurso donde resulta preferible ser un simio como el tipo de César (el protagonista), que un humano. Creo que la cinta está cargada de mucha culpa, lo que se refleja todo el tiempo en los guiños a la Biblia: Las crucifixiones a los simios, referencias a la palabra Apocalipsis, desastres naturales acabando con el ser humano como el diluvio de la época de Noé… en fin.La película de Mat Reeves nos muestra a los humanos liderados por un militar despiadado (Woody Harrelson), en franca batalla con los simios de César, quienes se encuentran en medio del bosque.
César desea llevarse a los suyos a un lugar mejor, lejos de los humanos y las guerras. Con la llegada de su hijo mayor, Rocket, llega una nueva esperanza, pues ha encontrado un lugar paradisíaco donde pueden renacer; una especie de tierra prometida que está cruzando el desierto. Y César, como Moisés, deberá llevar a su tribu.
Pero los humanos terminan matando a la esposa de César y a su primogénito —le sobrevive Cornelius, su hijo menor—, lo cual llena a César de una ira tremenda que le genera una terrible sed de venganza. César manda a su tribu a la tierra prometida mientras él va detrás de aquel que mató a su familia. Lo acompañan, el orangután Maurice y dos simios de su confianza, un gorila y otro chimpancé.
La travesía de César se complica de tal manera que toda su especie se ve amenazada. César deberá tomar una decisión: Dejar de lado su venganza y salvar a los suyos o consumirse en la ira como le ocurrió a Koba (un simio antagonista de la cinta anterior).
Grandes efectos, grandes actuaciones detrás de esas capas de maquillaje digital, capaces de conmover como “cualquier ser humano”. Se agradece también, en medio de toda esta violencia, un respiro cómico a través de un simio de zoológico llamado Bad Ape. En fin, gran cinta de entretenimiento.
Ahora, vuelvo a lo anterior: la culpa. La cinta nos hace pensar que ningún humano es digno de salvarse, a excepción de una niña llamada Nova, que desgraciadamente a causa del virus, ha perdido algunas capacidades intelectuales, entre ellas el habla.
Personalmente, deseaba algo más esperanzador como el final de la saga de los 70, que resulta más conciliador con nuestra especie.
Ojalá y tengamos otra película para saber más sobre el destino de simios y humanos.
Les dejo el episodio de mi podcast Permanencia Involuntaria: Tour en el planeta de los simios, donde platicamos más sobre el asunto.
1 comment
Así es, me parece que la cinta nos quedó a deber. Las cintas anteiores dejaron la vara muy alta y esta última entrega ya no pudo superar el reto. En mi punto de vista, lo del virus que provocaba la involución de los humanos resultó un recurso barato. Y el simio de zoológico fue un comic relief estilo Jar Jar Binks. Las escenas enternecedoras de Nova con César creo que son ganas de hacer llorar a la gente a fuerzas.
Recuerdo que en Confrontación, a mi me conmovió la trama sin necesidad de que la intención del director fuera esa. Cada quién podía hallar un significado a los acontecimientos. En ese entonces había retomado mi carrera en ciencia política y encontré mucho sentido a la trama bajo la luza de mis estudios. Eso me gustó mucho y recuerdo que lloré de emoción. Pero ahora eso no sucedió.
Si deseaban contar una historia como la de Moisés, sacando a su pueblo de la esclavitud, podían haber pulido más la historia pero bueno, no todo se puede en esta vida.