Basada libremente en el libro de 1986 Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy de Judith C. Brown, la nueva cinta del aclamado director Paul Verhoeven, nos cuenta la vida de Benedetta Carlini (Virginie Efira), una monja del siglo XVII, quien afirmaba que tenía visiones con Jesucristo, haciendo que muchos la consideraran santa y otros tantos un fraude.
De manera inteligente, Verhoeven nunca deja claro si él es del primer grupo o del segundo, ya que muestra elementos que le pueden dar credibilidad a ambas posturas. Lo importante para el director, es criticar la hipocresía y doble moral de la iglesia, su machismo, y mostrar hasta dónde puede llegar el fanatismo.
Fiel a su filmografía, el director emplea diálogos inteligentes e irreverentes, además de escenas que buscan provocar incomodidad en el espectador y refuercen su crítica, pues cada escena de desnudo y sexo, además de explicita, sirve para fortalecer a su protagonista.
Sin embargo, monjas teniendo sexo lésbico, no es nada nuevo, incluso en el cine nacional se ha visto en la clásica de culto Satánico Pandemonium (La Sexorcista) (Martínez, 1975), lo cual hace sentir a estas escenas poco escandalosas, tanto para las audiencias actuales, como para los asiduos al trabajo del neerlandés.
De hecho, al comparar Benedetta con trabajos anteriores del director, la película se queda corta en el nivel de crudeza y critica alcanzado en cintas como Robocop (1987), o Starship Troopers (1997), por mencionar algunas.
El punto más fuerte de la cinta es su elenco, pues el nivel de actuación es muy bueno. Efira muestra con gran maestría las múltiples facetas de Benedetta, desde la mas espiritual hasta la más cínica. Por su parte, Daphne Patakia, pasa de una joven Bartolomea temerosa a una llena de confianza.
En cuanto a los antagonistas, Charlotte Rampling es magistral en su interpretación de la abadesa caída en desgracia, ante el ascenso de Benedetta. Y para los fans de Matrix, es divertido ver a Lambert Wilson como el nuncio encargado de la investigación de las visiones, pues es la representación de todos los excesos de la iglesia, y hace eco con todo lo que el Merovingio dice que extraña en la ultima entrega de la franquicia de Neo y compañía.
Aunque resulta una película entretenida, los personajes son poco desarrollados y sus intentos por generar polémica son poco frescos y originales, es quizás esta razón por la que Titane de Julia Ducournau le ganara la palma de oro en la última edición de Cannes.