Hace unas semanas, la plataforma cultural holandesa, De Filmkrant publicó una carta del cineasta chino Jia Zhang-ke, a la que el director tailandés, Apichatpong Weerasethakul, respondió desde su confinamiento en Chiang Mai.
“Esta mañana pensé en la palabra “viaje” y la forma en la que nos hemos relacionado con ella. Cuando éramos pequeños y hacíamos un viaje en carretera, nuestra mente inquieta nos incitaba a repetir: “¿ya llegamos?” “¿cuánto falta?” Conforme fuimos creciendo, empezamos a poner más atención al paisaje: observamos los árboles, las casas, los letreros, los otros vehículos. Nos entrenamos para vivir el viaje tranquilamente porque sabíamos que había un destino.”
A lo largo de su escrito, Weerasethakul analiza el propósito de los viajes y los destinos, comparándolos tanto con el confinamiento actual como con el quehacer cinematográfico.
“A diferencia de una película, el destino de este viaje del Covid-19 es vago. A diferencia de un viaje en carretera, no nos estamos moviendo. La mayoría de nosotros está quieto en sus hogares. Miramos hacia afuera de nuestras ventanas para ver el mismo escenario y… seguimos mirando.”
Apichatpong (Bangkok, 1970) es un cineasta independiente con una mirada única que ha dado a luz historias contemplativas que invitan siempre a la reflexión. El tailandés representa una mirada fresca y única en medio de la oleada de discursos similares que se manejan en la industria cinematográfica.
Y bajo este contexto es que Weerasethakul se plantea una posible historia para un guion de película:
“Esta mañana, después del desayuno (un plato de frutas, cereal y dos huevos duros), imaginé un escenario. Quizá la situación actual engendre un grupo de personas con la habilidad de permanecer en el momento presente por más tiempo que otras. Esta gente puede mirar fijamente ciertas cosas por mucho tiempo. Puede alcanzar la conciencia total.”
“Una vez que hayamos vencido al virus, cuando la industria cinematográfica haya despertado del estupor, este nuevo grupo, al asistir al cine, no querrá tomar el mismo viaje del cine antiguo (…) Entonces conocerán las películas de Béla Tarr, Tsai Ming-Liang, Lucrecia Martel, quizá Apichatpong y Pedro Costa, entre otros. Por un periodo de tiempo, estos cineastas oscuros se volverán millonarios debido al aluvión de ventas en taquilla. Adquirirán lentes de sol nuevos y tropas de guardaespaldas. Comprarán mansiones y autos y fábricas de cigarros y dejarán de hacer películas. Pero pronto la audiencia acusaría a este cine lento de ser demasiado rápido. Letreros de protesta con la leyenda “Demandamos cero trama, nada de movimientos de cámara, nada de cortes, nada de música, nada.” aparecerían.”
En la vida real, Apichatpong ha ganado premios importantes con sus películas, entre los que destacan Un Certain Regard en el festival de Cannes por Blissfully Yours en 2002; Síndromes y un siglo (2006) fue la primera película tailandesa en ser seleccionada en La Mostra de Venecia y en 2010 ganó la Palma de Oro en el festival de Cannes por su cinta Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas.
“En los pasillos oscuros de las grandes ciudades, la gente miraría fijamente la luz blanca pura. La siguiente película sería menos luminosa. Alguna película sería tan sombría que apenas serían perceptibles las cabezas de la audiencia dentro de la sala. Sin embargo, se escucharía el zumbido de la energía de la conciencia total que se habría intercambiado entre la gente y la pantalla. Como lo que describió Jia en su carta: “…sentados juntos, hombro con hombro.” Y sí, “éste es el gesto más hermoso de la humanidad.””
Pero Weerasethakul no sólo hace cine, también es un artista plástico muy influyente cuyas instalaciones han recorrido los museos de arte contemporáneo del mundo entero. Su obra, contemplativa y misteriosa, es simplemente fascinante y ha sido producto de trabajar al margen de la industria cinematográfica con el apoyo de su casa productora Kick The Machine Films.
Señales de vida, como tituló su carta ante la pandemia, llega a plantear, incluso, un “Festival de Cine Nada”, basado en un Manifiesto de Cine Covid-19 en el que debido a que las personas han adquirido la habilidad de la atención plena (mindfulness), tras la cuarentena se habrán transformado tanto que rechazarán cualquier tipo de acción y trama en las obras cinematográficas, pero habrá también individuos que no puedan alcanzar ese estado de iluminación:
“El movimiento adquirirá fuerza en el mundo entero como una pandemia. El Festival de Cine Nada™ crecerá. Mientras tanto, los “fácilmente distraídos”, los individuos “apegados”, se habrán vuelto una minoría. En los espacios públicos, para evadir las miradas, pretenderán estar tranquilos. Respirarán y masticarán la comida lentamente. Raramente desplegarán su enojo. Luego, regresarán a casa para gritar, dormir y gritar un poco más en sus sueños.”
Para leer la carta completa da click aquí.