por Leonardo Ponce
[av_dropcap1]S[/av_dropcap1]pecial, la nueva serie de Netflix producida por Jim Parsons, escrita y protagonizada por Ryan O’Conell, cuenta la historia de un hombre gay con parálisis cerebral en su búsqueda por encontrar su lugar en el mundo.
La serie está basada en una semi autobiografía del autor llamada I’m special: And other lies we tell ourselves.
Ryan (quien se interpreta a sí mismo), tiene 28 años, no cuenta con trabajo, vive con su madre (Jessica Hecht) y no ha tenido relaciones sexuales. Pronto encuentra un empleo en un blog superficial estilo Buzzfeed, con una insufrible (y grotescamente caricaturizada) jefa y una nueva amiga que le ayudará a darle un giro radical a su vida.
El planteamiento promete una buena comedia con posibilidades de contar una poderosa historia sobre aceptación y relaciones humanas pero desafortunadamente se queda en eso, en una serie con un buen potencial. La escritura es muy evidente y burda, lo que hace que no haya sorpresas en la historia. Special es una buena idea mal ejecutada
Un gran problema es que las actuaciones están tan pasadas de tono que las situaciones no resultan creíbles, por ejemplo, todos en la oficina creen que Ryan actúa “raro” porque lo atropelló un coche y no porque tiene parálisis cerebral; o los comentarios inapropiados de su jefa que parece sacada de algún sketch de mal gusto de un mal programa de comedia de Televisa; o cómo es que el lazo entre el personaje principal y una compañera de trabajo —a la que le miente en repetidas ocasiones—, se vuelva tan fuerte en tan poco tiempo de haberse conocido.
Cruzar la delgada línea entre comedia y drama (como lo logran las series también de Netflix Love y Master of None) es un delicado arte que toda comedia bien escrita debe dominar y Special se queda muy corta. Los momentos en los que la trama se vuelve un poco más sombría —y se nos olvida que estamos viendo una comedia— es donde necesitamos que la ejecución sea exitosa y desafortunadamente eso no ocurre aquí. Esa oportunidad es desaprovechada especialmente en la escena entre el protagonista y la madre en el capítulo final, que por prudencia con los spoilers no ahondaré más.
La serie sería más poderosa si el balance entre comedia simplona y predecible/drama, estuviera un poco más cargado hacia el drama.
Cada capítulo dura alrededor de 15 minutos lo cual en una gran serie sería una pena, pero en Special resulta ser su mejor arma.