por Daniel Villamil
[av_dropcap1]J[/av_dropcap1]ames (Alex Lawther) es un adolescente que está por cumplir 18 años. De niño metió su mano en una freidora para ver si tenía sentimientos, cree que es un psicópata. Por otro lado, Alyssa (Jessica Barden) es una adolescente que tiene problemas para relacionarse con las personas por un trauma de la infancia, y vive con su mamá y padrastro… Estos son los personajes principales de la serie de Netflix, The End of the F…ing World, adaptación del web cómic homónimo de Charles Forsman.Aunque la introducción puede sonar muy densa y depresiva, la verdad es que estamos ante una serie de humor negro que, con sólo ocho episodios de duración irregular —nunca superan los 23 minutos sin contar créditos—, logra que nos encariñemos con la extraña pareja de protagonistas.
La trama es bastante sencilla: Alyssa ya no soporta la vida familiar (madre ausente y un padrastro acosador) y James quiere matar a un humano para comprobar que es un psicópata (hasta ahora solo ha matado animales). Así que cuando ella sugiere que huyan, él acepta porque ve la oportunidad perfecta de cumplir su retorcido sueño al ver en su acompañante a la víctima ideal: una chica sin celular que huye de casa. Así pues, James noquea a su padre y roba su auto para emprender su viaje con Alyssa.
Durante el desarrollo de la serie vamos conociendo el origen de los traumas de ambos personajes, mientras su relación se va afianzando a pesar de todo lo que tienen que enfrentar: pierden el auto, se quedan sin dinero, sufren acoso sexual, tienen problemas con la policía, sin mencionar que ambos cuentan con figuras paternas inútiles, etc.
Cabe resaltar que, a diferencia del cómic, la serie ahonda mucho mejor en su trasfondo familiar y sus líos con la policía.
En cuanto al tema familiar se refiere, en esta adaptación conocemos perfectamente al papá de James, a quien primero lo vemos como un inútil pero para el final, entendemos junto a James, la extraña manera en que se comporta y hasta empatizamos con él. Con respecto a la madre de Alyssa, descubriremos que no es una figura tan ausente como lo parece.
La relación que establecen los protagonistas con la policía resulta totalmente distinta en la serie en comparación con el cómic. En este último, la detective que encabeza la búsqueda de los muchachos busca venganza, ya que James tiene que matar al esposo de la susodicha porque descubre que son satánicos y teme que usen a Alyssa en uno de sus rituales.
Este cambio brinda la oportunidad de que en la serie de TV se introduzcan dos personajes interesantes a la trama: la pareja de detectives Donoghue (Wunmi Mosaku) y Noon (Gemma Whelan, vieja conocida para los fans de Game of Thrones). A la primera no le importa la edad ni motivaciones de los jóvenes, solo quiere detenerlos para evitar que continúen huyendo. En cambio, la segunda tiene la urgencia de encontrarlos para protegerlos, pues está segura de que no son malos y que todo lo han hecho como consecuencia de sus pobres vidas familiares.
Un punto a resaltar en la serie es que todos los personajes que van apareciendo a lo largo de la misma, por pequeñas que sean sus acciones, son importantes y tienen una función clara para la trama, ninguno se siente forzado.
El único bache que sufre The End of the F…ing World es en el episodio siete. cuando la relación de James y Alyssa pasa a segundo término por la llegada de Leslie (el padre de Alyssa). Y es que, lo que a uno como espectador le importa y lo mantiene pegado a la serie, es la química entre sus protagonistas: es palpable el cariño tan sui géneris que se tienen y engancha la manera en que va desarrollándose. Sin duda, un gran acierto el casting de Lawther y Barden, y grandes actuaciones, elementos cruciales para el gran impacto que genera la serie.
Si bien el final no es cerrado como en el comic —en la serie, la pantalla se va a negros y en el cómic te dicen el destino definitivo de la pareja—, los realizadores logran redondear de manera perfecta el arco de ambos personajes.
Esperemos que Netlix no produzca nuevas temporadas, ya que alargar la trama en pos de nuevos episodios podría resultar en malas experiencias, como la cuarta temporada de Black Mirror, en la que se ha perdido la esencia de la serie y solo quedan momentos aislados que te hacen recordar la grandeza de lo que fueron las primeras temporadas.
Calificación: 4 de 5