BoJack Horseman (Will Arnet), el caballo más famoso de la televisión, dijo adiós a sus fans después de seis temporadas en Netflix, plataforma en donde vivirá para siempre y se hará inmortal con el transcurso del tiempo.
El pasado 31 de enero se lanzó la segunda parte de la temporada final, en la que los personajes Princess Carolyn (Amy Sedaris), Diane Nguyen (Alison Brie), Todd Chávez (Aaron Paul) y Mr. Peanutbutter (Paul F. Tompkins), encuentran su etapa evolutiva más sólida, honesta y consciente.
Para empezar, Bojack se descubre entusiasmado como profesor de actuación en la universidad donde estudia su media hermana Hoolllyhock (Aparna Nancherla), y logra reconectar con su profesión de toda la vida. Durante este periodo, BoJack acepta resignado el rechazo de la propia Hollyhock, quién posteriormente le expone sus sentimientos a través de una reveladora carta.
También, con la ayuda de sus amigas Princess Carolyn y Diane Nguyen, Bojack decide valientemente enfrentar a la prensa que lo persigue por la muerte de su colega-amante-codependiente-amiga Sarah Lynn (Kristen Schaal), que perdió la vida en el Observatorio Griffith de la ciudad de Los Ángeles, en uno de los capítulos más crudos, dolosos y reales de la serie.
En estos últimos 8 capítulos los personajes se mueven y fluyen hacía la inevitable separación profesional y personal entre ellos, pero con la enseñanza de que las experiencias y las relaciones del pasado son los cimientos irrefutables de lo maduros que son ahora.
Por ejemplo, Princess Carolyn encuentra el amor en su asistente Judah Mannawdog (Diedrich Bader) para formar una familia en compañía de su bebé adoptiva Ruthie, que fue cuidada principalmente por el incondicional Todd, el personaje más leal de todos y quien demuestra su calidez humana propiciando un reencuentro en la playa con su mejor amigo BoJack, en una de las escenas más conmovedoras de esta temporada final.
Por su parte, Diane se ve acorralada en una crisis creativa por la escritura de un libro en Chicago, su lucha contra la depresión y la compañía de su actual pareja que no termina por convencerla, pero al final, todos los caminos conducen a BoJack. Y Mr Peanutbutter, bueno… Mr. Peanutbutter siempre será la representación del éxito de unos cuantos en la ligereza, la amabilidad y la bondad de un perro sonriente que al final del camino logra encontrarse a sí mismo.
La última temporada está cargada de emociones y sucesos relevantes que dan sentido a las narrativas históricas de estos entrañables personajes, como la lucha de BoJack por permanecer sobrio, la búsqueda de Todd por restablecer un vínculo afectivo con su madre o el esfuerzo de Mr. Peanutbutter por ser siempre reconocido y quedar bien con la gente, al intentar colocar la letra D en el gigantesco letrero de Hollywoo.
El final de BoJack Horseman es digno y satisfactorio, muy al estilo BoJack, y por si fuera poco, nos regala uno de los mejores episodios, el capítulo 15 que es una joya visual y una metáfora que engloba la razón de ser de este magnífico universo animado.
Creada por Raphael Bob-Waksberg en 2014, esta serie animada para adultos se ganó el cariño del público y la crítica especializada, que en un primer momento pensaron que se trataba solamente de una caricatura sobre la industria del entretenimiento en Hollywood con animales antropomórficos.
Pero no, BoJack Horseman es más que eso, representa un viaje humano y espiritual cargado de vocabulario cotidiano que hace sentido al mundo moderno de occidente, mostrando la realidad tal cual es en sus múltiples formas, con la moraleja de que aunque por momentos sea muy dolorosa, es la única que tenemos.