por Paty Rdríguez
[av_dropcap1]E[/av_dropcap1]l día de ayer, el mundo de la música se estremeció con la noticia de la muerte de Mark Hollis, co-fundador y líder de una de las bandas más relevantes en la escena musical ochentera, Talk Talk. El día de hoy rendiremos un breve homenaje al músico inglés, dando a conocer un poco más sobre su vida y redescubriendo algunas de las mejores canciones a las que Hollis dio vida.Mark Hollis nació el 4 de enero de 1955 en Tottenham, un barrio marginal de Londres conocido por su equipo de fútbol. En un inicio, Mark tenía pensado dedicarse a la psicología infantil, pero a los 20 años abandonó la universidad para formar su propia banda, The Reaction. Es muy probable que en Mark se haya despertado el gusto por la música gracias a su hermano mayor, Ed Hollis, quien actualmente es DJ y productor.
The Reaction se disolvió después de editar un demo para Island Record; sin embargo, esto no representaría el fin de la carrera de Mark, todo lo contrario. Gracias a su hermano Ed, el músico conoció al bajista Paul Webb, el baterista Lee Harris y el teclista Simon Brenner, sus futuros compañeros en Talk Talk.
Talk Talk tomó forma y se insertó a la industria musical en 1981 gracias a una serie de demos que le permitieron participar en una sesión de la BBC Radio One. Esto hizo también que llamaran la atención de la discográfica EMI, así que firmaron un contrato con ella. Contrario a los intereses musicales de Mark, la empresa buscó que Talk Talk encajara en los cánones que gobernaban las listas de popularidad británicas, y le asignó a la banda el productor Colin Thurston, conocido por trabajar con Duran Duran (Talk Talk, de hecho, llegó a abrir sus conciertos). Y efectivamente, el sonido del primer álbum de Talk Talk, The Party’s Over, era muy similar al new wave de moda en la época.
Los siguientes dos álbumes de Talk Talk seguirían más o menos la misma línea estilística del primero, esta vez sin Simon Brenner y con el productor Tim Friese-Greene, a quien muchos consideraron como un miembro no oficial de la banda por la cercanía que tenía con ella. El segundo álbum de la banda, It’s My Life, colocaría a Talk Talk en la cima del éxito comercial, sobre todo por el muy bien conocido sencillo homónimo. De ese mismo material, también son notables los sencillos “Dum Dum Girl” y “Such A Shame”; cada una de ellos creando ambientes oníricos gracias a sus arreglos musicales y la inconfundible voz de Mark Hollis, de una genial agudeza expresiva y desgarradora.
El tercer álbum de Talk Talk, The Colour of Spring también gozó de notable éxito comercial con canciones como “Life’s What You Make It” y “Give It Up”, sin embargo, ya se empezaba a notar un cambio en piezas cuya genialidad se inscribía en un estilo sutilmente diferente por el ritmo y los instrumentos empleados. Esto lo podemos ver en “I Don’t Believe You”, con guitarras acústicas y solos de guitarra espontáneos, o en “April 5th”, balada a base de piano y órgano.
Sin embargo, Mark Hollis y su banda encontraron definitivamente una manera de rebelarse contra el control creativo de EMI al grabar el siguiente álbum “Spirits Of Eden”, en una iglesia abandonada, con canciones mucho más largas, de largos pasajes instrumentales y un carácter meditativo evidente, todo esto patente en canciones como “I Believe In You”. La discográfica no quedó nada contenta con un álbum que, aunque aclamado por la crítica, no conseguiría el éxito comercial de los anteriores, y menos con la negativa de Hollis y compañía para lanzar sencillos.
Talk Talk rompió relaciones con EMI y firmó con Polydor Records para lanzar su último álbum en 1991, Laughing Stock, con un estilo mucho más fuera de lo común: todavía más instrumental, más experimental. Ese mismo año la banda se disolvió por acuerdo de todos los integrantes, y en 1998, Mark regresaría a escena con un álbum solista homónimo, cuyo estilo profundo y melancólico era muy similar al de los últimos.
Mark Hollis abandonó la escena pública para dedicarse a su familia: “tal vez otros son capaces de hacerlo, pero yo no puedo salir de gira y ser un buen padre al mismo tiempo”. Hoy, su mánager Keith Aspden confirmó que Hollis murió “después de una corta enfermedad de la que nunca se recuperó”. Su música, sin embargo, nunca morirá.