El documental Get Back de Peter Jackson es capaz de transportarnos al pasado para hacernos sentir que formamos parte de ese selecto grupo que estuvo presente durante las sesiones. La cinta gira en torno a los preparativos de los Beatles para su famoso concierto en la azotea y la grabación del álbum Let It Be,
Me sentí como un adolescente viendo a sus ídolos… y eso que no puedo considerarme un súper fan de los Beatles.
Lo anterior se debe en parte a la calidad de la imagen pero también a la realización de Michael Lindsey-Hogg quien capturara el material en 1969. Lindsey, fan de la banda, y su equipo, son capaces de mimetizarse con los miembros del grupo y en un acto de posesión espiritual nos prestan su mirada.
Jackson da forma a 60 horas de grabación y entrega una narrativa que explora las relaciones personales del grupo, su creciente tensión —provocada en parte por la ausencia de su manager Brian Epstein—, y su proceso creativo. La cinta engancha desde el primer momento y Jackson es capaz de entregar momentos de gran suspenso, los cuales no hubieran sido posibles si Paul, George, Ringo y John no se hubieran mostrado cómo son o no hubieran querido que se supieran sus problemas.
Es un poco inocente pensar que las actitudes de los Beatles estaban despojadas de cierto grado de conciencia, finalmente sabían que estaban siendo grabados así que de alguna manera, lo que vemos es lo que ellos quieren que veamos.
Todo parece indicar que sin el mando de Epstein, el ego de los miembros, excepto quizá el de Ringo, comenzó a desbordarse; así que lo que vemos es a un grupo de rockstars tratando de cumplir con una agenda que se ve interrumpida por uno que otro capricho: en un principio la banda se iba a juntar para hacer un show de TV en vivo con sus canciones viejas y luego hacer un álbum y un documental sobre el making of, pero luego la banda decidió que serían canciones nuevas. El chiste era ver a los Beatles tocar juntos por primera vez desde hace varios años, y escuchar sus canciones sin los artilugios de la tecnología.
Para lo anterior se rentó un estudio enorme que contaba con una fecha límite: la banda tenía dos semanas para los ensayos, luego el set se usaría para hacer una cinta en la que participaría Ringo llamada The Magic Christian
A la semana, George amenaza con dejar la banda, y aunque luego regresa, unos días después se desecha la idea del show de TV. Posteriormente se llega al acuerdo de hacer un concierto en vivo, una película y un álbum. Y todo bien hasta ahí… luego veremos qué habrá problemas con la locación e incluso el concierto mismo peligrará.
La presencia de Yoko, satanizada por leyendas urbanas, resulta inocua a los ojos del espectador; el rol de Yoko es finalmente el producto de una infatuación, de un romance como lo dice Paul, claro, aunque la situación no está exenta de ser, por momentos. incómoda, como también lo señala McCartney.
Sin embargo, la culpa de las tensiones en la banda no puede achacársela a ella, en su lugar otro elemento, o villano, emerge: el mismo Paul, cuya tiranía creativa parece comenzar a asfixiar a todos, excepto a Ringo; aunque eso sí, resulta casi mágico ver cómo las canciones que conocemos van adquiriendo forma.
En última instancia, la separación de la banda es el resultado de diversas circunstancias y lo que queda claro es que todos sus miembros debían explorar su lado creativo y necesitaban aire fresco.
Get Back finaliza con el grupo tocando en vivo, demostrando que no son sólo una banda de estudio sino que su grandeza surgió de su calidad musical como performers.