Suspenso escalonado y desesperación constante te aguardan en El Hombre Invisible (EUA y Australia, 2020), filme que, de la mano de actuaciones de calidad, una gran dirección de cámara y algunos giros de tuerca, logra hacer un retrato moderno de las consecuencias psicológicas de la masculinidad tóxica dentro de las relaciones de pareja.
La nueva versión cinematográfica de la novela homónima de H.G. Wells desarrolla la historia de Cecilia (Elisabeth Moss), una mujer presa de una relación tóxica con el experto en óptica y epítome del hombre violento, Adrian Griffin (Oliver Jackson-Cohen). Ella logra escapar de la relación solo para enterarse, días más tarde, que su ex-pareja se ha suicidado.
A partir de la muerte de Adrian, Cecilia enfrenta una serie de desafortunados y misteriosos sucesos que, además de alejarla de sus seres queridos, la llevan a un estado psicológico inestable gracias al cual comienza a dudar la muerte de Griffin y elucubra sobre la posibilidad de que sea él quien la esté atormentando aunque nadie pueda verlo.
De principio a fin, la película consigue mantener el suspenso gracias a sus pequeñas dosis de terror, las cuales aumentan en intensidad conforme la historia avanza. Stefan Duscio, responsable de la cinematografía también aporta al incremento de la tensión a través de sus planos y movimientos inquietantes poniendo énfasis en aquello que no se ve.
Elisabeth Moss se luce en el papel de Cecilia, pues en todo momento consigue transmitir al público la creciente angustia de su personaje. Por su lado, Aldis Hodge, Storm Reid y Michael Dorman tienen, igualmente, participaciones destacadas.
Otro de los aciertos de El Hombre Invisible es que consigue refrescar la perspectiva de la historia original de Wells al tocar el tema de las consecuencias psicológicas negativas derivadas de la reproducción de modelos nocivos de “hombría”. Modelos que, al igual que el hombre invisible, son imposibles de derrotar si no se evidencian y cuestionan cuando se materializan en acciones misóginas o violentas.
Además de las bondades ya mencionadas, la cinta tiene el valor agregado de incluir giros de tuerca que te mantendrán en vilo hasta el final. La única pata coja de la historia es la falta de sustento de la naturaleza del traje que hace que Adrian se vuelva invisible. Falta que hace perder a la cinta unos cuantos puntos en el campo de la ciencia ficción.
Con El Hombre Invisible, Universal logra una sólida cinta de suspenso que, a su vez, refresca al personaje de H.G. Wells al incluir en la trama temas actuales y apremiantes como la violencia física y psicológica contra las mujeres. Gracias a esto, el director Leigh Whannell da pasos firmes para hacer resurgir a los monstruos clásicos de esta casa productora.
Estreno: 28 de febrero.