Ahhh, los 90, esos años en los que mi adolescencia explotaba en un mar de hormonas y los terrores comunes de la edad se multiplicaban conforme dejaba atrás la pubertad.
Y ahí estaba mi rostro, repleto de acné, afrontando el camino hacia las muchas primeras veces que me esperaban: un primer beso obligado por el giro de una botella; una primera cita que terminaría en gritos y castigos, y todos esos primeros dolores del alma causados por las búsquedas que se han vuelto eternas: ¿Quién soy? ¿Cuál es el camino?
Fueron esos años en los que tuve la fortuna de tener amigos, una pareja, unos padres amorosos y un hermano (no tan amoroso) que, pacientemente, me dieron la mano, pero que además—¡qué afortunada!—, me acompañaron a descubrir el cine.
Te invito a acompañarme en un recorrido para recordar aquella época y las películas que llenaron mis pantallas, algunas veces después de una visita al Blockbuster y muchas (¡qué bueno!) desde una butaca del cine Futurama cuando todavía existía la permanencia voluntaria:
Romeo + Julieta (1996)
A los dieciséis años, no tenía ni idea de que una obra clásica podía adaptarse a la época moderna y volverse película, pero Romeo+Julieta de Baz Luhrman me abrió los ojos de golpe desde la primera escena de esta cinta que, dicho sea de paso, se filmó en la Ciudad de México.
Los Montesco y los Capuleto viven sus historias imposibles rodeados de intrigas en un universo en el que en vez de espadas hay pistolas y en lugar de trajes con mallitas y mangas bombachas hay camisas con estampados tropicales, además de drogas, autos, juegos mecánicos y, por supuesto, un soundtrack memorable. La cereza en el pastel: Romeo es Leonardo DiCaprio y en ese entonces nunca nos imaginamos que llegaría tan lejos.
Sospechosos comunes (1995)
Keyser Söze, Keyser Söze… este personaje se volvió una obsesión para mí después de ver por primera vez a Kevin Spacey en acción. He perdido la cuenta de cuántas veces la he revisitado desde aquella vez que la vi tantos años atrás, pero ahora sé que no sólo fue la actuación de Spacey interpretando a Verbal lo que me marcó, sino la hechura de la cinta, escrita por Christopher McQuarrie y dirigida por Bryan Singer.
Titanic (1997)
Era enero de 1998 y el periódico anunciaba el estreno de la historia de cómo se hundió el Titanic. La cinta, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, sería estrenada a las 10 de la noche de aquel día y mi papá había comprado boletos para toda la familia. Llegamos a la sala a tiempo pero no tanto como para encontrar butacas disponibles para todos, así que, como ya daba inicio, nos acomodamos en un escalón del cine Futurama y lloramos los cuatro juntos a moco tendido mientras Jack (DiCaprio) se hundía en el frío mar entre los despojos del Titanic.
Sueño de fuga (1994)
Desde que la vi por primera vez, nunca me pierdo la oportunidad de volver a ver la historia de Andy Dufresne (Tim Robbins), un hombre que soportó todo por cumplir su sueño de libertad y que, en el camino, hizo justicia y algunos amigos. La lección: mejor ocuparse viviendo que ocuparse muriendo.
¿Quieres ser John Malkovich? (1999)
Dirigida por Spike Jonze y escrita por Charlie Kaufman (el debut de ambos para la pantalla grande), Quieres ser John Malkovich es una de esas películas que te hacen amar las posibilidades que el cine otorga a las historias.
El virtuoso titiritero (John Cusack) encuentra la manera de habitar la cabeza de John Malkovich y descubre lo que significa manipular a alguien encarnándolo sin tener que jalar las cuerdas desde un paso de gatos lejano. Esta cinta consagró a Kaufman como uno de los guionistas más virtuosos de Hollywood.
El proyecto de la Bruja de Blair (1999)
La experiencia cinematográfica no sólo consiste en ver lo que hay en pantalla, es algo que se genera en el ambiente, una vivencia colectiva que se construye de risas, incomodidad, llanto y, por supuesto, de miedo.
La primera vez que fui consciente de esto fue con El proyecto de la Bruja de Blair. Por unos instantes, después de tener a full un rostro aterrrorizado, moquiento y lloroso, la pantalla se fue a negros y la sala se quedó muda… ciega y muda y entonces pude sentir el terror colectivo. Eso fue lo que más me impresionó de esta película, además de toparme de frente por primera vez con un falso documental.
Puede que no sea la mejor, pero la guardo en mi memoria.
Trainspotting (1996)
Basado en la novela de Irvine Welsh y con la adaptación cinematográfica de John Hodge, Danny Boyle lleva a la gran pantalla Trainspotting.
Sexo, drogas, escatología y la sordidez que vive Mark Renton (Ewan McGregor), un joven que trata de escapar de su adicción a la heroína y los bajos mundos de Edimburgo. La cinta es, en su magnificencia, un golpe alucinante y muy hardcore para una chica común y corriente como lo era yo.
Las escenas que me marcaron (como a muchos, supongo): el bebé muerto y el clavado al excusado lleno de mierda.
El club de la pelea (1999)
¡Pero qué manera de volarnos la cabeza tiene David Fincher! Con su magnífica adaptación cinematográfica de la novela de Chuck Palahniuk, pone sobre la mesa el desconcierto y la falta de sentido con los que vivían muchos jóvenes noventeros. Un nihilismo aparentemente inescapable al que sólo se le podía poner pausa a través de la destrucción.
Estábamos a punto de dar el brinco hacia el nuevo milenio y no sabíamos lo que encontraríamos a la vuelta de la esquina y entonces aparecieron Brad Pitt y Edward Norton, de la mano de Elena Bonham Carter, para llevarnos a ser testigos de “ese momento muy extraño de sus vidas”.
Fargo (1996)
Y he aquí que aparecen en escena Joel e Ethan Coen. Los virtuosos hermanos, geniecillos del cine, entraron a mi vida con esta “historia basada en hechos reales”.
Ver una cinta de los Coen puede ser muchas cosas pero nunca un lugar común. Claro que ya tenían en su haber películas como Barton Fink y Raising Arizona, pero yo los conocí con Fargo y por eso es mi favorita, aunque siguieron y (Dios quiera) seguirán reinventando el lenguaje cinematográfico, el humor negro y la sátira con cada una de sus entregas, no tengo más que decir: gracias, gracias, gracias, vida, por los hermanos Coen.
El día de la marmota (1993)
Bill Murray en pantalla pone de buen humor (a menos de que veas Flores rotas, pero esa es otra historia). Cuando vi por primera vez El día de la marmota, tenía quizá unos catorce o quince años y el concepto de vivir una y otra vez el mismo día como una maldición hasta lograr romper el hechizo, me parecía una locura. Hoy, además de ser una gran lección de guionismo, la cinta, que en su momento parecía pueril y simplona, ha cobrado un sentido más profundo.
Pulp Fiction (1994)
“Everybody be cool, this is a robbery!….”
Contrastes, violencia, ironía, soundtracks inmejorables y diálogos que nadie, nunca nadie igualará… ésa es la firma del arte de Tarantino.
Pulp Fiction llegó a mi vida adolescente como ese shot de adrenalina directo al corazón de Mia Wallace (Uma Thurman) y, a partir de ese momento, el día a día estuvo lleno de referencias que, hoy por hoy, siguen vivitas y coleando. ¿Verdad, Honey Bunnies?
Matrix (1999)
Una matiné, el cine vacío y Keanu Reeves descubriendo cómo doblar una cuchara: la combinación ganadora para que una película, de por sí poderosa, se vuelva inolvidable. Las hermanas Wachowski (hermanos en ese entonces) reactivan el mito del héroe para situarlo en una distopía apocalíptica gracias a la cual muchos nos seguimos preguntando si lo que creemos la realidad no es más que una simulación.
Antes del amanecer (1995)
¿Qué adolescente no sueña con viajar por Europa y conocer a ese amor ideal que tan solo durará unas cuantas horas?
Richard Linklater hizo realidad esta fantasía para muchos de nosotros encarnada en Ethan Hawke y Julie Delpy, misma que ha revisitado exitosamente en otras de sus cintas: Waking Life (2001), Before Sunset (2004) y Before Midnight (2013).
Grandes esperanzas (1998)
Alfonso Cuarón me regaló una de mis escenas favoritas del cine en su adaptación cinematográfica del clásico de Charles Dickens:
En un largo plano secuencia nocturno entre la lluvia, la cámara de El Chivo Lubezki sigue a Finn (Ethan Hawke), quien, escurriendo, entra a un elegante restaurante donde se encuentra Estella (Gwyneth Paltrow) cenando con su prometido y otros amigos. Finn la invita a bailar y ambos salen del sitio para darse un apasionado beso bajo la lluvia, la melodía de Patrick Doyle in crescendo los acompaña mientras huyen tomados de la mano.
Y es que Grandes esperanzas no sólo es una historia bellamente retratada, es la consolidación de Cuarón en el mercado cinematográfico internacional y, lo mejor de todo, gracias a su banda sonora, descubrí a la que sería por mucho tiempo mi banda favorita: Pulp.
Tesis (1996)
El cineasta español, Alejandro Amenábar, pegó con tubo con su debut cinematográfico en el que explora la violencia y las películas snuff a través de Ángela (Ana Torrent), quien, para realizar su tesis, investiga al respecto.
Amenábar se fue abriendo paso por Hollywood en la siguiente década para luego desaparecer de nuestras pantallas por un tiempo, pero al parecer pronto volveremos a saber de él gracias a los servicios de streaming y las series de televisión.
Dato curioso: Hay un diálogo en Tesis que Amenábar retoma un par de años después en Los otros:
TESIS
Chema y Ángela caminan por un oscuro pasadizo. Él lleva un cerillo encendido en la mano para alumbrar el camino, el ambiente es tenso y silencioso, pero Ángela rompe el silencio para pedirle que por favor diga algo. Él replica “¿Qué quieres que diga?”, a lo que ella responde “Lo que sea. Dime quién eres, qué es lo que haces”. Entonces Chema dice: “Soy Chema y estoy andando. Estoy andando y soy Chema”.
LOS OTROS
Los niños se han escapado de la casa a la mitad de la noche y el pequeño Nicholas tiene miedo, entonces le pide a su hermana, Anne, que diga algo. Anne le pregunta que qué quiere que diga y Nicholas le dice que lo que sea, entonces Anne dice: “Mi nombre es Anne y estoy andando. Estoy andando y mi nombre es Anne”
Y bueno, hasta aquí mi viaje por las películas de mi adolescencia. Gracias por acompañarme y espero que, así como a mí, hayan venido a ustedes momentos entrañables.
1 comment
Me encanta el lenguaje de tu escritura tan impecable! Gracias y claro que recordé viejos momentos! Si que no soy tan joven como tú! Si ví las peliculas