“The properties of characters and the properties of people have very little to do with each other.”
—Aaron Sorkin
Una vez que hemos determinado quién es nuestro personaje dentro de la historia y del mundo en el que habita, necesitamos saber qué es lo que hará que la historia que contaremos se ponga en marcha. Y para lograr esto, debemos puntualizar lo siguiente:
- INTENCIÓN: ¿Qué es aquello que el personaje anhela alcanzar, el objetivo que pondrá la historia en movimiento?
- OBSTÁCULO: ¿Qué es aquello que le impide alcanzarlo?
- CONFLICTO: El personaje está en conflicto con el mundo en que vive como tal y, por esta razón, tendrá que cambiar el mundo o dejar que el mundo lo cambie a él. El conflicto entre el personaje y su entorno es lo que genera la trama. ¿Cuál es ese conflicto?
- HERIDA DEL ALMA: En el pasado, el héroe ha sufrido de algo que le duele en lo más hondo del alma. ¿Qué es?
- MIEDO MÁS PROFUNDO: El miedo es el factor psicológico más profundo de cada personaje y es aquello que empuja al personaje hacia el conflicto: es la fuerza que lo lleva a actuar como lo hace. El miedo es el guardián que nos cuida e impide que vayamos hacia nuestra propia destrucción, por eso podemos generar tramas muy interesantes partiendo de los miedos de nuestros personajes: miedo a perder a alguien amado, miedo a quedarse solo, miedo a morir, miedo a no ser reconocido, miedo a dejar de ser deseado, miedo a no ser popular, miedo a perder, miedo a ir a la cárcel, miedo al desprestigio, miedo a quedar como tonto, miedo a perder la dignidad, miedo a la pobreza, miedo a perder su fortuna… etc.
- NECESIDAD: Aquello que realmente necesita el personaje y que, aunque no es lo que desea, es lo que realmente le hace falta para cambiar.
- DESEO: Lo que el personaje cree que necesita en su vida para ser feliz.
Otros personajes:
Para poblar nuestra historia más allá del héroe o protagonista, también necesitamos:
Antagonista: Es la encarnación de aquello que está en conflicto con el personaje principal y representa aquello a lo que el protagonista se opone.
Personajes secundarios: Comparten el conflicto del protagonista pero en una menor proporción.
DIÁLOGO
Pero, ¿cómo escribo de manera creíble las palabras que diría mi personaje?
Para saber qué haría o diría tu personaje en un momento dado, lo que tienes que hacer es conocerlo muy bien y meterte en su cabeza, donde encontrarás… ¿qué crees? ¡Exacto! Su herida del alma, sus más profundos miedos, sus conflictos, su intención y el obstáculo que le impide alcanzarlo.
Por otro lado, la forma de hablar será resultado de su entorno social, su nivel académico, su estado físico y, por supuesto, del estado mental que viva en ese momento.
Los personajes de nuestras historias nos dicen quiénes son principalmente a través de sus acciones. Por ejemplo, podemos reconocer su carácter neurótico si tras una separación persigue sin cesar a su ex-pareja, la espía y la chantajea, a diferencia de otro personaje que tras la separación se va de viaje y hace una transición pacífica hacia su nuevo status de soltería.
Las acciones de nuestros personajes están definidas por sus decisiones y esto define quiénes son. No es necesario que hablen mucho para mostrarnos cómo son, si sólo observamos cómo actúan y qué decisiones toman. Aún así, nuestros personajes tienen que interactuar con otros. Y ¿Cómo se llevan a cabo las interacciones entre unos y otros? Además de convivir en el mismo universo, compartir espacios y vivencias, uno de los factores que evidencia la interacción es el diálogo.
Diálogo: Intercambio de pensamientos entre dos individuos.
Monólogo: El personaje habla consigo mismo. Puede preguntarse y responderse él mismo.
Soliloquio: Un soliloquio es tanto diálogo como monólogo y permite a la audiencia sentir, no sólo empatía por el personaje, sino también simpatía. La función del soliloquio es mostrarnos al personaje atrapado entre sus dos más terribles miedos. A través del soliloquio, por tanto, podemos conocer el alma o el subconsciente del personaje. Existen formas modernas para introducir soliloquios en nuestras películas como el Voice Over o como se hace en Los Soprano cuando Tony habla con su terapeuta sobre todo lo que le pasa. Por otro lado, podemos mostrar a los personajes teniendo soliloquios sin siquiera hablar, simplemente mostrando el conflicto que está viviendo a través de actos equívocos como comprar un vestido con toda la emoción para una fiesta y a la mera hora vestirse fachoso o no ir del todo al evento.
El soliloquio es una herramienta poderosa que sirve para conectar a nuestros personajes con nuestra audiencia de manera profunda, pero no se debe abusar de ellos.
El diálogo está conformado por aquellas palabras que un personaje utiliza para dirigirse a otro y, dependiendo de la circunstancia y su relación con el otro, las palabras se enunciarán de una u otra forma. La única manera de hacer que nuestros personajes hablen con su propia voz es entendiendo quiénes son, qué hacen y por qué lo hacen: saber por qué grita, habla, susurra, pide o suplica y entender la diferencia entre todas esas acciones. Si sabes cuál es el objetivo de tu personaje, qué es lo que persigue al decir equis cosa, entonces tus diálogos funcionarán y no se sentirán acartonados.
No debemos caer en el error de pensar que los personajes son personas; los personajes no tienen aparato psíquico, no tienen una psique humana sino que son la construcción de un escritor que, a través de efectos narrativos, busca conmover al espectador o al lector.
Aún así, el creador de personajes, busca que el espectador se identifique con estos personajes, mostrándole qué tanto se parecen a él: tiene un pasado doloroso, ha hecho cosas buenas y cosas malas, tiene deudas y afectos. Todas estas características de los personajes sólo pueden llegar hasta el espectador por medio de las acciones y del diálogo porque no podemos meternos en los pensamientos del personaje (al menos no si se trata de un producto audiovisual, en la narrativa es distinto) Los pensamientos no se pueden ver, las actuaciones (acciones) sí.
Por otro lado, para construir diálogos que refuercen la conducta de nuestros personajes, debemos entender la diferencia entre lo que se dice y lo que se quiere decir: una cosa es lo que el personaje enuncia, pero otra muy distinta es lo que significan sus palabras.
El más claro ejemplo es cuando alguien está enojado y le preguntamos qué tiene y su respuesta es: NADA. Es evidente que lo que dice y lo que quiere decir es opuesto; ese NADA puede significar un mundo de cosas.
Pegado a las palabras está el silencio. Nuestros personajes nos dicen cosas a través de las palabras, pero también lo hacen a través de lo que callan, así como de lo que omiten. Por otro lado, según David Mamet, el diálogo se descubre, no siempre es una genial ocurrencia del guionista, sino que los personajes por sí mismos van revelando lo que hacen y dicen a lo largo de la historia.
Una de las frases más escuchadas en el mundo de la creación cinematográfica es: “Show me, don’t tell me” (Muéstramelo, no me lo cuentes) En resumidas cuentas, esto se refiere a que no debemos poner a los personajes a explicar en palabras sus acciones o a decir cosas que nos podrían mostrar a través de acciones. En ese sentido, un buen diálogo no cuenta lo que se dice, sino la intención de lo que se dice.
Pero ¿cómo construyo las acciones de mis personajes? Entendiendo que tienen impulsos inconscientes que los hacen actuar. Respondiendo a la pregunta ¿qué se quiere demostrar a sí mismo mi personaje?
Dando a tus personajes motivaciones que ellos desconozcan, como en este video de Tous:
Es evidente que ambos personajes están construidos a través de sus impulsos, deseos y motivaciones internas. Aquí, prácticamente no existe el diálogo, pero existe una interacción gracias a que ambos personajes tienen los mismos gustos e intereses en la vida, entonces ¿cuál es la motivación interna que desconocen nuestros personajes? Conocerse mutuamente.
Esa necesidad del otro que existe latente a lo largo de toda la historia que nos cuenta el mesero a manera de narrador y que los personajes desconocen, se hace evidente en el momento en el que interactúan cara a cara por primera vez.
Otra clave importante para construir y mostrar a nuestros personajes, es no decirnos cómo se sienten y tampoco hacer que ellos nos lo digan a través de palabras, sino mostrar ese sentimiento o esa emoción a través de sus acciones. Por ejemplo:
En esta escena de la película UP, no existe un solo diálogo ni narrador durante cinco minutos, pero no nos queda ninguna duda sobre lo que están viviendo y sintiendo esos personajes.
Respuestas emocionales en el espectador:
Al crear una historia, buscamos obtener una respuesta emocional en el espectador. Estas respuestas emocionales pueden variar entre:
- –Empatía: El espectador se identifica con los personajes y las situaciones.
- –Simpatía: El espectador siente preocupación o interés por un personaje y lo que le ocurre.
- –Odio: El espectador desea ver que el personaje caiga.
- –Antipatía: El espectador siente animadversión ante cierto personaje.
Ve el siguiente video y fíjate en tus respuestas emocionales. ¿Cuáles son tus sentimientos por cada uno de los personajes?