por Hugo “Poke” Juárez
[av_dropcap1]D[/av_dropcap1]etroit entrelaza la historia de tres personajes: Kara, una niñera tierna, noble, inocente y dedicada que a lo largo del tiempo creó un fuerte lazo de cariño con la niña que cuida; Connor, un joven detective en constante conflicto con su compañero; y Markus, quien trabaja para un noble y viejo pintor y cuya relación con él es tan fraternal que éste lo considera su hijo.
Todo parece muy lindo, pero las cosas se empiezan a complicar: el padre de la niña que cuida Kara es un abusador infeliz que le hace mucho daño a su hija; Connor tiene que perseguir y encarcelar a personajes que no es seguro si son culpables o inocentes; mientras que el verdadero hijo del pintor, que es un vividor, no aprueba la relación entre su padre y Markus, por lo que hará todo lo posible por separarlos.
Un detalle más: Kara, Connor y Markus son androides.
Estamos en el futuro donde los androides son tan normales que se puede conseguir un modelo casi obsoleto en el Oxxo, como si hoy compraras uno de esos celulares de “choquitos”. Y aunque siguen saliendo modelos cada vez más avanzados, la humanidad se ha encargado de que todos sigan las leyes de la robótica de Asimov… Sin embargo, el involucramiento de los androides con los humanos es ya tan íntimo, que las barreras entre la naturaleza de cada uno están difuminándose, llevando a Kara, a Connor y a Markus a cuestionar y a contradecir sus acciones, pero también a una crisis internacional.
¿Debe Kara escapar con la niña y defenderla como sea, aun dañando al padre? ¿Debe Connor arrestar a los androides rebeldes sólo por exigir sus derechos de manera pacífica? ¿Debería Markus creer que tiene los mismos derechos que el hijo biológico del pintor? ¿Qué nos hace ser humanos? ¿Es sólo la biología?
Éstas y muchísimas preguntas son las que el director David Cage te presenta en Detroit: Become Human, su más reciente exclusiva para PS4, en el que tú como jugador deberás tomar decisiones rápidas para cambiar los finales de estas tres historias que, como te dije anteriormente, se entrelazan, provocando encrucijadas que, literalmente, pueden llegar a ser de vida o muerte.
Fiel a su sello, el director explora en esta película interactiva la naturaleza humana y sus enormes contrastes, ahora desde el punto de vista de unos androides en un mundo donde los humanos se niegan a reconocer sus derechos y los segregan, pero al mismo tiempo les confían sus hijos, sus trabajos, sus deseos y sus más oscuros secretos (¿un guiño al racismo entre seres humanos?).
La narrativa de este no-juego está llena de contrastes, porque por un lado tenemos momentos de auténtica tensión e incertidumbre, mientras que por otro hay situaciones de humor involuntario, cosas predecibles y hoyos en el guion que te sacan de la experiencia; sin embargo, sus excelentes y realistas actuaciones, y sus escenarios detallados compensan y hasta ocultan esos detallitos.
Detroit cuenta con decenas de finales diferentes que como jugador te sorprenden bastante, sobre todo si alguno o todos los protagonistas mueren por tu culpa; sin embargo, hay un detalle que arruina bastante el sentimiento de duda, pues cada que acabas un capítulo aparece un mapa que te indica las decisiones que tomaste en el pasado, lo que rompe la sensación de que estás participando en una película interactiva, y no en un videojuego. Sabes que puedes reiniciar y tomar otra decisión; por otro lado, este mapa es un arma de dos filos, porque te deja “la espinita” de saber qué hubiera pasado si decidieses otra cosa, así que apoya a la rejugabilidad.
Es interesante cómo Cage, a diferencia de sus otros juegos, te permite llevar al límite a los personajes, contradiciendo los clichés y su personalidad “esperada”. Por ejemplo, Kara es toda linda e inocente, pero puedes elegir que reaccione alteradamente cuando alguien maltrata a la niña; Connor es frío e inteligente, pero su compañero es sarcástico y agresivo, por lo que puedes ver qué pasa cuando pones a Connor a su nivel.
Detroit: Become Human aún está lejos de ser la experiencia interactiva perfecta que Cage ha perseguido por tanto tiempo, pero se acerca bastante: sin duda, es un juego obligado para los amantes del género y para quienes gustan de pensar, filosofar y cuestionarse. Además, tiene momentos verdaderamente entrañables, ya sea de violencia y acción extremas, o de intimidad, sentimentalismo y contemplación, lo cual, viniendo de androides, aumenta aún más su significación.
A pesar de tener sus detalles, te recomiendo muchísimo que juegues Detroit: Become Human y te dejes llevar por el mundo planteado por este genio llamado David Cage, de quien se va a seguir hablando en los años por venir por ser un pionero en este tipo de experiencias. Juega también sus títulos anteriores: Omikron: The Nomad Soul (1999), Fahrenheit (2005), Heavy Rain (2010) y Beyond: Two Souls (2013).
Detroit: Become Human
Quantic Dream
PS4