El comienzo de la tercera temporada de Star Trek Discovery es quizá uno de los más emocionantes de la serie: los protagonistas viajan 900 años al futuro, a un universo en donde la Federación es prácticamente una sombra.
En su arribo a este nuevo universo, Michael impacta contra la nave de una especie de mensajero-traficante llamado Cleveland Booker quien le informa sobre el status de la Federación y de un extraño evento donde el dilithium (componente que se usa, entre otras cosas para las naves espaciales), explotó por lo que ahora hay escasez del dicho elemento.
Pero no todo el miel sobre hojuelas para Michael pues su misterioso nuevo amigo tiene una agenda oculta que la pondrá en peligro. Por otro lado, la Discovery no parece estar por ningún lado. Y no conoceremos su paradero hasta el episodio número dos. Así que Michael deberá sobrevivir sin ayuda en esta situación.
Los dos primeros episodios de esta tercera temporada enganchan de principio a fin, en medio de una ansiedad terrible por conocer el destino de nuestros personajes que parece pender de un hilo.
Resulta interesante la manera en que los productores de la serie han ido presentando las historias, primero nos hablaron sobre universos paralelos, luego sobre viajes en el tiempo y ahora se nos plantea un escenario en el futuro en donde ningún otro show de la franquicia ha estado, lo cual implica prácticamente una libertad total para desarrollar la narrativa.
De alguna manera, la situación de la comandante Michael y la Discovery me recuerda a la serie Andrómeda, basada también en ideas de Gene Rodenberry, en donde Dylan Hunt (Kevin Sorbo), el capitán de la nave Andrómeda, efectivo militar de la comunidad de planetas conocida como La Commonwealth, queda congelado en un Agujero Negro y cuando despierta, cientos de años después, descubre que su sistema de gobierno ha caído. Así pues, durante las primeras temporadas, Dylan intentará revivir La Commonwealth.
En la tercera temporada de Star Trek Discovery, la Federación no ha desaparecido pero ha quedado reducida a su mínima expresión, sin que sepamos exactamente cuál es su situación. Por momentos parece una entidad ficticia, el recuerdo de un mundo antiguo que quizá algún día aparezca para restablecer la civilización.
Aun es prematuro saber el rumbo que tomará la serie pero valía la pena hacer este apunte. Ya veremos cuál será la misión de la Discovery lo que sí es un hecho es que ya no puede regresar a su tiempo. La temporada pasada dejó claro que nadie puede hablar sobre lo que ocurrió con la Discovery, caso contrario podría ser considerado como un acto de traición. Lo cual es conveniente para no meterse con la línea temporal de las series anteriores donde Michael Burham no tendría cabida.
Además de estar en un universo hostil, la tripulación de la Discovery tendrá que lidiar con Philippa Georgiou quien lejos del control de la Federación quién sabe qué planes pueda urdir. O al menos eso es lo que se ve en estos primeros episodios.
Si los realizadores logran mantener la calidad de los episodios, la Tercera Temporada podría ser la mejor de lo que va de la serie.