Después de escuchar la desgarradora treceava razón que orilló a Hannah Baker a quitarse la vida, los fans de 13 reasons why esperábamos ansiosos el inicio de la segunda temporada con la esperanza de ver reueltas las interrogantes con las que nos dejó ese último capítulo.
Y ahora que ya se han resuelto las incógnitas, puedo decir que la segunda temporada me desilusionó. Si bien considero que es una labor loable ayudar a abrir la conversación sobre temas difíciles como el suicidio adolescente, el bullying, la violencia, el abuso sexual, el consumo de estupefacientes y el uso de armas, los vericuetos hacia donde llevan la historia lograron tambalear mi suspensión de la incredulidad.
La primera temporada es una adaptación casi fiel de la novela homónima de Jay Asher, pero para lograr una segunda, los guionistas alargaron las tramas e insertaron “sorpresas” dentro de las mismas para presentarnos a una Hannah que desconocemos por completo, a pesar de haber escuchado atentamente—como Clay— el complejo drama personal por el que pasaba la chica.
No hay que olvidar que a principios de 2018 el autor de la novela fue acusado de conductas sexuales inapropiadas (irónico ¿no?) y Netflix decidió desmarcarse del escritor, aún así, participó en la escritura de los episodios de la segunda temporada junto con un gran equipo de guionistas.
El punto de partida para la segunda temporada es que han pasado cinco meses de la muerte de Hannah y todo el trajín de los cassettes que orillaron a Clay confrontar a Bryce para hacerlo declarar que violó a la chica poco antes de que decidiera quitarse la vida.
Los personajes están tratando de continuar con sus vidas pero los padres de Hannah han interpuesto una demanda contra Liberty High, tratando de hacer responsable a la preparatoria de la muerte de su hija debido al desentendimiento que presentan los docentes ante los casos de bullying que se dan en la escuela.
Ante la presión de hacer justicia para Hannah y sus padres, al tiempo que cada quien trata de salvar su pellejo, la historia que conocimos de Hannah meses atrás se desdibuja para dar paso a una serie de sorpresas desafortunadas.
Para empezar, sabemos que Bryce teme que se sepa que es un asqueroso violador pero tiene confianza en que los millones de su padre le ayudarán para salir bien parado, aún así, varios de los protagonistas reciben mensajes anónimos, violentos y amenazadores para que “cierren la boca”.
Al mismo tiempo, Clay recibe —también de forma anónima— una serie de misteriosas polaroids que lo incitan a hacer justicia porque “Hannah no fue la única”, ah, y para acabar con la sanidad mental del pobre Clay, el fantasma de Hannah lo sigue por donde quiera que va, confundiéndolo y llevándolo casi al borde de la locura.
Poco a poco, los protagonistas son llamados al estrado y van siendo cuestionados por una despiadada fiscal defensora de Liberty High que los orilla a confesar no sólo sus más oscuro secretos sino también los de Hannah. Pero, un momento, ¿qué no se supone que ya conocíamos todos los secretos de Hannah? Ella nos los contó antes de morir.
Pues ¡no! resulta que sostuvo un tórrido romance veraniego con Zach Dempsey (Ross Butler) en el que ambos perdieron su virgindad, exploraron y gozaron de su sexualidad al máximo, formando una relación que se nos presenta como adorable: se paseaban por todo el pueblo de la mano, se besaban en los muelles y tenían relaciones sexuales en sus casas… pero nadie sabía del asunto, ni los papás de Hannah, ni los papás o amigos de Zach, hasta que Zach lo confiesa ante la fiscal porque el chico nunca quiso formalizar algo, cosa que, supuestamente, sumó puntos para que Hannah tomara la decisión que tomó… pero ¿no creen ustedes que esta desilusión amorosa hubiera sido parte importante de la cinta de Zach? Yo creo que sí.
Otra sorpresa es que el padre de Hannah sostenía un amorío con otra mujer, la chica lo sabía y el guardar el secreto era otro de sus tormentos. Pero éste sí es un giro verosímil que aporta a la trama y no nos aleja de la historia original porque en realidad no sabíamos mucho de los padres de la chica.
La fiscal va orillando a todos los chicos que pasan al estrado a traicionar a quien querían ayudar y a ayudar a quien querían condenar, mientras que la defensa de la mamá de Hannah no logra estructurar un caso sólido y se deja devorar por su aguerrida contrincante.
En todo este trance, Clay y Tony van en busca de Justin, quien en la temporada pasada huyó y ahora es un vagabundo adicto a la heroína. Entonces Clay, a pesar de que lo sigue odiando, se lo lleva a su casa para desintoxicarlo con la intención de que atestigüe contra Bryce.
Mientras tanto, Alex lidia con las secuelas que le dejó su intento de suicidio y con fuertes sentimientos amorosos hacia Jessica, quien a su vez pasa terribles momentos cada vez que se encuentra con Bryce por los pasillos de la escuela.
A través de las polaroids anónimas que recibe Clay, los chicos descubren que existe una cabaña especial donde Bryce y sus amigos cometen sus fechorías, pero aparentemente nadie sabe dónde está, hasta que un día Clay se une a Tyler y a su nuevo amigo Cyrus para vandalizar el campo de béisbol haciendo pintas y quemando el pasto con la leyenda “violadores” como protesta ante la escuela por lo que ocurre en la misma.
Estando ahí, Clay descubre que la dichosa cabaña que usa Bryce como club secreto está junto al campo de béisbol. Más adelante idean una manera de entrar y descubren una caja repleta de fotografías con chicas en situaciones comprometedoras, entre ellas Hannah, quien resulta que también tuvo breves episodios románticos con Bryce antes de su violación.
Pero… a ver, si Justin era el mejor amigo de Bryce hasta hace cinco meses, ¿por qué desconocía que existía ese lugar? ¿O lo niega por negarlo? ¿O cómo?
Y, para finalizar, desde la primera temporada se viene preparando el terreno para un posible tiroteo tipo Columbine que será perpetrado por Tyler, ya que el chico tiene afición por las armas y un profundo resentimiento hacia sus compañeros, resentimiento que se transforma en odio después de que un grupo de bullies abusa brutalmente de él en el baño de la escuela.
Pero al final, los guionistas deciden redimir a Tyler, exonerar a Bryce y dejar muy pocos ganchos interesantes para la siguiente temporada, además de un sabor a desconcierto por el resultado de ésta.
Como complemento a la serie y para acompañar las coversaciones que pudieran surgir a partir de los fuertes temas que trata 13 Reasons Why, los productores realizaron una serie de entrevistas con los guionistas, expertos y los actores de la serie para resolver dudas del público y ampliar la información, además de abrir el portal 13reasonswhy.info que provee información y ayuda local a las personas que estén pasando por momentos difíciles como los personajes de la serie.
Ya veremos a dónde nos lleva la tercera temporada, pero pidamos por Dios que ya no aparezca el fantasma de Hannah.
Les dejamos también el podcast Permanencia Involuntaria donde discutimos sobre la serie: