por Paty Rodríguez
[av_dropcap1]G[/av_dropcap1]racias a su trabajo constante, Twin Peaks se está convirtiendo poco a poco en una de las bandas de culto más importantes y queridas dentro de la escena del rock estadounidense. El próximo mes, verá la luz su cuarto álbum de estudio, Lookout Low, y ya podemos escuchar un adelanto con el primer sencillo, “Ferry Song”.Hoy exploraremos los orígenes y la música de Twin Peaks para celebrar su nuevo sencillo, prepararnos para su próximo material, y sobre todo, para adentrarnos en el mundo de una banda que vale la pena conocer.
El surgimiento de la banda, oriunda de la emblemática ciudad de Chicago en Illinois, se remonta a 2009, cuando el vocalista y guitarrista Cadien Lake James convocó a sus amigos Jack Dolan (quien asistía a la misma escuela que él) y Connor Brodner para formar Twin Peaks, cuando aún seguían estudiando la preparatoria. Poco tiempo después, se integraría a la banda Clay Frankel, compañero escolar de Brodner y ex miembro de otro grupo llamado Crash Hero.
Una vez que la preparatoria llegó a su fin, los miembros de la banda comenzaron sus estudios universitarios en Olympia Washington, pero pronto renunciaron a ellos para dedicarse por completo a la música. Después de todo, ya se habían hecho de un cierto reconocimiento en la escena de la música DIY de Chicago, durante los albores del auge lofi. A Twin Peaks les iba bastante bien en las presentaciones que ofrecían dentro de foros pequeños y se acercaron a otros artistas como White Mystery, the Yolks y Magic Milk.
En 2012 comenzaron a grabar su primer álbum de estudio, Sunken, para el cual recurrieron a una dinámica de producción sumamente casera y rudimentaria: el disco fue grabado en el sótano de James, usando “una Mac muy chafa de 2004, un mezclador digital roto y un estudio de grabación digital de los 90s”, como declaró él mismo en una entrevista para Interview Magazine.
Es fácil darnos cuenta de esta inicial naturaleza DIY en la música de Twin Peaks al momento de escuchar Sunken: la experiencia está llena de cierta distorsión, cierto ruido, ciertos ecos. Sin embargo, a este aparente descuido acústico se le unen expresivas figuras de guitarra, melodías emocionantes, letras sinceras. La calidad del aspecto musical es indiscutible: incluso se suma al desaliño de la grabación para completar la experiencia. Canciones como Irene y Ocean Blue son clara muestra de ello: piezas emotivas, llenas de energía. No por nada el álbum despertó el interés de los fans y de las revistas especializadas.
El álbum que llegó después fue Wild Onion, lanzado en enero de 2014. Esta vez, ya con más recursos, la grabación se nota mucho más elaborada y las pequeñas imperfecciones en la ecualización que podíamos escuchar en Sunken desaparecen. Lo que permanece es la expresividad instrumental, la sinceridad, la emoción conjugada con la energía. Del disco, no podemos dejar de escuchar Fade Away o Telephone.
En 2015, el teclista y guitarrista Colin Croom se unió a Twin Peaks para colaborar en los sintetizadores y con las voces de apoyo. Desde entonces, la banda ha lanzado dos álbumes: Down in Heaven (2016) y Sweet ’17 singles (2017), en los cuales hemos podido apreciar su evolución hacia un sonido más cuidado, así como la construcción de un estilo fronterizo entre el rock, punk, psicodelia y baladas.
Ahora, esperamos con ansias Lookout Low, considerado por los miembros de la banda “un triunfo colaborativo” gracias al compromiso de cada uno de ellos. “Ferry Song”, el primer sencillo del álbum, es muestra del gran trabajo que Twin Peaks ha hecho en el estudio. Se trata de una canción que genera una atmósfera íntima y conmovedora, escrita (y cantada) por un Croom inspirado en los soliloquios de un viaje en ferry. Ciertamente, suena distinto al trabajo anterior de la banda: bien podría ser 10cc en sus mejores momentos.
El nuevo disco estará disponible a partir del 13 de septiembre, y Twin Peaks lo promoverá con una gira alrededor de Estados Unidos y Alemania.