Salvo por algunos apuntes interesantes sobre la interpretación de las escrituras y la intolerancia religiosa, Misa de media noche (Midnigth Mass) aporta poco a la mitología vampírica, sin embargo para el público ocasional del género podria resultar entretenida.
El creador de la mini serie es Mike Flanagan a quien conocemos por La maldición de Hill House, La maldición de Bly Mannor y Doctor Sueño, entre otras películas del género.
A lo largo de siete episodios de una hora (aprox), Flannagan nos cuenta la trágica historia del pueblo pesquero de Crockett, localizado en una isla que vive los estragos de un derrame de petróleo. Poco a poco, el lugar parece irse convirtiendo en un pueblo fantasma.
Los problemas comienzan cuando el octagenario monseñor Pruit, el padre de la parroquia de San Patricio y por años el sustento espiritual del pueblo, no regresa al pueblo el día que supuestamente debía llegar.
En su lugar llega el padre Paul (Hamish Linklater), quien le anuncia a Bev (Samantha Sloyan), brazo derecho de Pruit, y a todos los feligreses que su párroco enfermó y que está recuperándose en el hospital. Algo entendible ya que la salud del susodicho estaba pendiendo de un hilo.
Al poco tiempo de la llegada de Paul, varios “milagros” van ocurriendo a quienes van a las misas del reverendo. Pero la oscuridad no mostrará públicamente su rostro hasta el episodio cuatro.
A la par, hay varios personajes que vale la pena seguir. En primer lugar, Riley Flynn (Zach Gilford)—quien en un principio parece ser el protagonista pero luego tomará un rol secundario importante—, un ex alcohólico que pasó unos años en la cárcel luego de haber ocasionado la muerte de una chica por manejar en estado de ebriedad. Riley regresa a casa de sus padres con una mano atrás y otra adelante.
Tenemos también a Bev, mencionada anteriormente, cuya “devoción” religiosa resulta atemorizante; Erin (Kate Siegel), la muestra de la escuela que regresó al pueblo luego de haber jurado que nunca volvería (de joven se decía que era la oveja negra del lugar). Erin y Riley son de la misma generación, por lo que ambas almas encontrarán un poco de refugio.
Otros personajes indispensables: el sheriff Hassan (Rahul Kohli) y su hijo adolescente (ambos musulmanes); la devota Leezah (Annarah Cymone), quien está postrada en una silla de ruedas luego de un accidente; y el hermano menor de Riley.
La construcción de los personajes es un poco irregular: algunos tienen mayor profundidad que otros independientemente de si sus acciones serán relevantes o no. Lo cual puede ser un poco decepcionante.
La serie carece de un protagónico fuerte, y es que todo el tiempo nos distrae con personajes secundarios para salvaguardar el misterio de los supuestos milagros. Y cuando por fin sabemos quien es el protagonista, sentimos que algo nos hizo falta: un antagónico de peso. Es decir, la lucha de fuerzas opuestas se siente un poco trunca.
Por otro lado, la serie tarda un poco en arrancar, y no es hasta el tercer capítulo que sabemos más o menos por dónde va el asunto. Con este ritmo, el episodio final se siente apresurado, al igual que casi todos los arcos de los personajes, lo cual es una lástima porque un par se convierten en horribles clichés y otros más se desdibujan.
La serie engancha del episodio tres al seis pero el siete nos presenta un final abrupto, y un poco decepcionante.
Con todo lo anterior, Flannagan tiene dos grandes aciertos: primero, crear visualmente una atmósfera clásica de cine de terror en un escenario casi fantasmagórico al que parece nunca darle el sol, y segundo, disertaciones interesantes sobre las diversas interpretaciones de la palabra de Dios y el fanatismo religioso.
¿Es más bueno quien sigue al pie de la letra la palabra Dios y ataca a los demás o el ateo que abre su corazón a quien piensa diferente? ¿Si el poder se nos presenta debemos usarlo para imponer el bien a los demás? Y claro… ¿qué es el bien y dónde están sus limitaciones?
Mike Flannagan sabe muy bien vender sus proyectos de terror: siempre vienen cubiertos en una envoltura elegante que nos dice tener varios nutrientes pero al final no saben tan bien como deberían.