por Gonzalo Padilla Durán
[av_dropcap1]L[/av_dropcap1]a Apuesta Maestra (Molly´s Game, China, Estados Unidos, Canadá, 2017) es la película con la que el reconocido guionista, y ahora director, Aaron Sorkin, decide apostar para entrar al mundo de la dirección cinematográfica.
La cinta nos relata la historia real de Molly Bloom (Jessica Chastain), una mujer que a los 26 años de edad que tiene en su poder los contactos de poderosos ludópatas y decide organizar las partidas de póker más reconocidas en Hollywood — y posteriormente de Nueva York — con las personas más influyentes de su sociedad. Utilizando el flashback como recurso para revelarnos el pasado del personaje, vamos reconociendo el motor de sus acciones y su necesidad de poder.
La historia se desenvuelve después de que Molly es detenida por el FBI, al ser acusada de orquestar juegos de apuesta ilegales, que ella durante la película tratará de negar. La chica consigue que el reconocido abogado Charlie Jaffey (Idris Elba) la represente en su caso y la acompañe en su lucha por mostrar su inocencia. Con el apoyo del personaje de Idris Elba, iremos recapitulando los hechos y acompañando a los personajes durante juicio.
La secuencia inicial es brillante, como todas las escritas por Aaron Sorkin. Nos presenta de manera impecable al personaje por medio de acciones y acompañado de la voz en off nos brinda su carácter, su personalidad y el conflicto que guiará toda la película: una efectiva introducción para atrapar al espectador.
Como es característico del escritor, somos bombardeados con diálogos inteligentes que hacen que el ritmo de la película sea acelerado y que logre entretener a muchos, sin embargo, en Molly’s Game cae en lo inverosímil. No por la historia en sí, ya que está basada en una historia real, sino que nos entrega personajes que hablan de manera ininterrumpida y con una agilidad desmedida que lo vuelve automáticamente antinatural.
La película se excede en tiempo y es que prolonga las escenas de póker que podría resolver de una manera más escueta y sin romper con el mensaje que plantea con estas secuencias. La escena que pareciera ser la más importante de la película al reunir al Molly con su padre, se vuelve ridícula al caer en lo absurdo y al utilizar un planteamiento casi teatral.
Afortunadamente el autor tiene la habilidad de crear escenas que entretienen y que para aquellos que no la quieran profundizar, la disfruten. Sin embargo, es una película que, cinematográficamente, deja mucho que desear y que definitivamente no debería estar nominada a mejor guión.
Calificación: 3 de 5