La tan manoseada franquicia de Ju-on (The Grudge o La Maldición), creada por el cineasta japonés Takashi Shimizu en el 2000, es reinventada una vez más pero ahora bajo la producción de Netflix, que en formato de serie nos presenta una ficción sobre crimen y terror, explorando los orígenes de una maldición que reina sobre una casa en Tokio.
De entrada, a diferencia de las versiones estadounidenses producidas por Shimizu y Sam Raimi (The Grudge 1, 2 y 3), Ju-on: orígenes evita el famoso recurso del jump scare para concentrarse en historias sobre crímenes, con escenas fuertes, crudas y sangrientas, alcanzado varias de ellas un tinte gore. Y claro, sin olvidar lo paranormal que rodea a esta ficción, para mantener la esencia de la saga.
Ju-on: orígenes entrelaza la historia de varios personajes que en algún momento tuvieron relación con una casa siniestra sobre la que recae una maldición, desatada por la muerte de una madre y su hijo.
La trama inicia en 1988 con un investigador de fenómenos paranormales, quien comenzará a descubrir qué es lo que rodea a tan peculiar casa, sobre la que recae una maldición basada en la idea original de la versión cinematográfica: “cuando alguien muere atacado por una ira poderosa, nace una maldición. La maldición se levanta en el lugar de la muerte y quienes la encuentren serán destruidos por su furia”.
Bajo esta idea, y narrando episodios violentos, asesinatos y hasta crímenes pasionales, la serie va tomando forma con la historia de una estudiante, una pareja de jóvenes y dos matrimonios. Todos ellos destinados a sufrir un fatal desenlace tras caer en la maldición.
Y es que el guión de Ju-on: orígenes tiene esa peculiaridad, une a los personajes de distintas maneras, realizando saltos temporales que en algún punto de la serie toman sentido para cerrar la historia. Los relatos pasan entre 1988 y 1997, acontecimientos que sirven de “precuela” para la historia que apareció en el cine a principios de los 2000.
Una apuesta interesante que le da un salto de calidad a lo presentando en las últimas cintas de las versiones hollywoodenses, las cuales no han sido del agrado de la crítica. Ju-on: orígenes cuenta con seis episodios, de 25 minutos cada uno de ellos, y si bien se le podría cuestionar que por momentos pierde el suspenso, también se destacan escenas perturbadoras que recuperan de inmediato el interés del espectador. La historia deja cabos sueltos para poder esperar una segunda temporada.