por Miguel Mora
El director Jason Reitman y la prestigiada guionista Diablo Cody se unen nuevamente para contar Tully (EUA, 2018), una comedia dramática en la que tratan el tema de la maternidad con inteligencia, habilidad y realismo.
Colaboradores desde Juno ( EUA, 2007), una película exitosa y premiada por varias asociaciones de arte, esta vez los dos sitúan a Marlo (Charlize Theron), una mujer de clase media cercana a los 40 años, en un entorno donde vive tranquila atendiendo a su familia en las labores cotidianas. Pero pronto va a enfrentar a un nuevo dilema que cambiará su vida. Está a punto de tener a un tercer hijo no planeado.
En un principio, todo parece bajo control, sin embargo, cada día se ve más abrumada por la carga familiar. Su hijo de 6 años Jonah (Asher Miles Fallica) es un niño conflictivo, instalado en la “edad de la punzada” o “la pataleta”, lo que los médicos llaman Trastorno del Desarrollo y su hija de 8 años es una niña dulce pero insegura que también requiere de su atención.
La protagonista, sumergida en la maternidad, no se da cuenta que está rebasando los límites de la tolerancia, hace comentarios agrios y estrafalarios que su esposo Drew (Ron Livingston) tiende a suavizar. En una cena previa al parto, su rico y presuntuoso hermano le ofrece como regalo los servicios de una cuidadora nocturna, pero Marlo, acostumbrada a hacer todo por su cuenta, no presta atención. Llega el momento del parto y se integra a la familia Mia, la pequeña bebé que cambia la historia.
La actriz Charlize Theron caracteriza muy bien a su personaje con sus miradas sutiles, la extenuante labor de ser madre por tercera vez queda reflejado en su rosto, registra la depresión post-parto, la molestia por los cambios en el cuerpo y la transformación de la mente.
El tiempo pasa y la situación se complica cuando su hijo está a punto de ser expulsado de la escuela. El ambiente es sofocante hasta que por fin decide llamar a la niñera nocturna. El arribo de Tully (Mackenzie Davis) en la historia marca un impasse al angustiante momento que vive la madre. De pronto, como en los cuentos de hadas, todo está en orden, acomodado de manera perfecta. La niñera es poseedora de una energía vital increíble, no solo limpia y organiza la casa aparte de cuidar a la recién nacida, sino que entabla vínculos excepcionales con Marlo, logrando descubrir partes de su personalidad que habían estado ausentes. Por un momento, los sueños se unen con la realidad, creando una historia fantástica.
Tully es un ente mágico y misterioso que llega en el momento preciso para rescatar a una familia a punto de naufragar.
Esta película muestra una visión totalmente distinta de la maternidad donde lo sublime y hermoso se convierten en escenas de un realismo impactante, haciendo que el espectador se involucre plenamente con los personajes. La agilidad en la interpretación de los diálogos y el manejo de la escena son sumamente convincentes.
La puedes ver en salas comerciales.